• viernes 01 de abril de 2022 - 12:00 AM

Panameño, porque te quiero

El juega vivo del panameño no está inserto en su ADN

Por si quedaba alguna duda sobre el rumbo que ha tomado el país, todo quedó despejado luego de las últimas actuaciones por parte de Tribunal Electoral. Era el bocado final del pastel, que le hacía falta por devorar a un sistema corrupto y clientelista, que se sostiene, no solo desde las altas esferas del poder, sino que cuenta con el apoyo de gran parte de los ciudadanos de este país.

Desde hace décadas, Panamá se polarizó, ya no desde un concepto partidista, sino de un espectro más amplio donde convergen los gustos y preferencias por un modelo de gestión política y administrativa del Estado, con mayores espacios para el tráfico de influencias y el peculado.

La posibilidad de pactar una coima con un policía de tránsito, en lugar de pagar la respectiva multa, representa para gran parte de la población una respuesta más conveniente; en la cual, ni siquiera, interviene la conciencia de un acto negativo, sino de la habilidad para resolver los problemas que impone el sistema burocrático y corrupto panameño.

El modelo de gestión social y político, con la que generaciones se han formado, lleva a los ciudadanos a asumir con distorsión, algunos criterios morales que condicionan su conducta. Un ejemplo de ello, es que resulta una noticia de relevancia, el hecho de que una persona se encuentre una cartera en suelo y trate de ubicar al dueño para devolverle, intactas, sus pertenencias.

Otro ejemplo, cuando alguien pide una receta en la CSS para ayudar a otra persona no asegurada, pensando que está haciendo un bien. Al final, la respuesta termina en que todos roban y uno no será el más pendejo.

El juega vivo del panameño no está inserto en su ADN, sino en sus patrones culturales y en las costumbres que se asumen en los hogares. Existe el bien y el mal; los panameños aprendieron a pararse en el centro, poniendo un pie en cada lado.

PERIODISTA

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