• jueves 03 de noviembre de 2016 - 12:00 AM

Panamá: al estilo de un poema

Quise escribir al viento, en las arenas del desierto, con el grito eufórico de Mama Juana, quien cada día es más vulnerada por la hipocresía

Quise escribir al viento, en las arenas del desierto, con el grito eufórico de Mama Juana, quien cada día es más vulnerada por la hipocresía, falta de conciencia de políticos y actuales corsarios.

Agachado en la clandestinidad de la penumbra y el tiempo, Pablo Pueblo se estremece, viendo la que mece cuna, siempre a favor de corruptos, perversos hijos de esta Nación.

Las leyes tiemblan al compás de los tambores, que traquetean, hoy 3 de Noviembre, vulnerando la inteligencia humana, desprotegiendo a la población y beneficiando a políticos corruptos, delincuentes de cuello blanco.

Pisotean la honestidad y decencia; llevan en su sangre el amargo veneno de la corrupción, robando al pueblo salud, educación, seguridad y calidad de vida, dejando hambre y miseria al pueblo; alimentándose con los recursos de Mama Juana, del Pueblo, y ahora del Canal.

El horizonte de la soberanía se aleja con cada gobierno. El desarrollo económico es un mito. La alegría del panameño es una mueca, una máscara para esconder el dolor, el sufrimiento. Cada gobierno muestra mayores aristas de incapacidad administrativa y discapacidad funcional. Entregan el país a los foráneos que hoy mancillan nuestra honra, pisotean nuestra enseña patria y flamean su bandera extraña.

¿Cuánto luto sin dolor existe? ¿Cuánto dolor sin lamento? El desfilar, para muchos, más que un honor por la patria, es un carnaval de disfraces costosos y adornados tambores que redoblan para rendir tributo a quienes protegen la corrupción, no la patria.

El hijo de Juana, maltrecho y taciturno en un rincón de la Universidad de Panamá, por desidia del anterior rector, rezonga: ‘Ese respeto y amor a la Patria se pierde en los basureros del Legislativo, Ejecutivo y Judicial, como en los presuntos órganos independientes; cada quien recoge para su beneficio'.

Mama Juana en su taburete de macano observa con ternura cómo la omnipotente mano mece la cuna y altiva grita: ‘Si ‘el canal es de todos los panameños', ¿por qué los beneficios le quedan a quienes se manejan con los gobiernos?'.

Dios te salve, Panamá.

Economista, educador, humanista.