• viernes 08 de marzo de 2013 - 12:00 AM

Pactos éticos y babosadas

La ética no es una práctica para determinados momentos de la vida. No es un asunto de discrecionalidad ni mucho menos un tema de moda o ...

La ética no es una práctica para determinados momentos de la vida. No es un asunto de discrecionalidad ni mucho menos un tema de moda o conveniencia. Los preceptos y conductas que conllevan al ofrecimiento de deferencias personales hacia determinados individuos o grupos, no son más que el resultado del desprendimiento de valores humanos innatos o un asunto de formación. Se dice a menudo que la conducta se forja en el hogar y que el entorno no es determinante si en casa existen los principios. El respeto se gana con el ejemplo.

Mal podría Juan Carlos Navarro pedir un proceso electoral de altura, cuando en las pasadas primarias del PRD descargó contra Balbina Herrera una artillería de propaganda negativa. Tampoco Herrera podía quejarse de aquel ataque, si lo único que hizo la campaña de Navarro fue recordarle su pasado durante la dictadura militar. Una experiencia similar en el panameñismo, en el que Juan Carlos Varela le cuestiona a Mireya Moscoso su conducta poco ética y su sociedad política con Ricardo Martinelli; sin embargo, en su momento, Varela hizo exactamente lo mismo en contra de Moscoso, cuando en contubernio con Martinelli, el objetivo era desplazar a la vieja estructura política del Partido Panameñista.

La ética no se pacta, se practica. Y no es solo para cuando a uno le conviene. Resulta mejor, entonces, quitarse la careta y hacer lo de Cambio Democrático y el Molirena, al no firmar el Pacto Ético Electoral impulsado por la Iglesia católica y sectores de la sociedad civil. Si el oficialismo no tenía la mínima intención de cumplir dicho pacto, hace bien en ni leerlo. Ricardo Martinelli se hizo presidente a punta de choque y el pueblo panameño lo aceptó. Le dijo ‘burro’ a Varela, a Mireya que ‘debía estar presa’ y a Navarro ‘vago’. Aun así, existen razones para pensar que estas tres figuras se han mantenido en juego y cerca del fuego, cada uno en su momento, para sacar ventaja política a costa de Martinelli.

Ahora bien, quién ha dicho que la política es prejuiciosa o una charla de monjas. En juego está el poder y el control de un país. ¿Quién inventó en Panamá que los debates políticos son monólogos cronometrados en que se censuran las ideas y el cuestionamiento? La época de campaña política es la única arma con la que cuenta el electorado. Si una persona va a decidir sobre mí, y en sus manos está cuánto dinero en impuesto tengo que pagar y dicta las leyes que debo obedecer, mínimo requiero conocer quién es, quién fue, qué hace, qué ha hecho, inclinaciones políticas, sociales, sexuales, morales, religiosas, entre otras. Se trata de saber por quién uno vota.

* PERIODISTA