El 10 de mayo tuve la dicha de participar en el II Encuentro de Lectores celebrado la Biblioteca Nacional, organizado por el club de lectura Pasajeros en Tránsito.
Tuve el agrado de compartir mesa con el ganador del premio Miró en 2021, Carlos Gasnell, moderador principal, y con participantes de la escuela Primer Ciclo de Tocumen y la profesora Dalys Ramírez, su mentora. Comentamos la novela La vegetariana, ganadora del Premio Man Brooker en 2016, de la escritora coreana Hang Tang, Premio Nobel de la Paz 2024.
Cuando me enteré de que los participantes en la mesa donde estaríamos eran jóvenes, me sorprendí, pero luego me dije: «De seguro que las sorpresas las tendremos nosotros, los adultos». Y así fue, quedé maravillada por los análisis y el enfoque de cada uno de esos muchachos. El tema de la novela es profundo y su contenido, delicado, sin embargo, fue tratado con gran madurez, lo que me dejó maravillada. Esos jóvenes hablaban con espontaneidad, no estaban diciendo las cosas de memoria: tengo maña para saber distinguir entre una cosa y la otra. Hicieron un análisis psicológico y sociológico comparativo.
Es cierto que ellos no representan a la mayoría de la juventud, pero sí son una muestra de que los jóvenes saben más cosas que las que la censura permite mostrar. Tienen capacidad de análisis y razonamiento, y eso me emociona.
También vi a una profesora que fue puente de crecimiento y brindó a sus estudiantes espacios de conocimiento, como aquella mañana del sábado 10 de mayo. Vimos a una mentora, una líder, y su oportuno silencio era una alfombra de grandeza tendida para que sus estudiantes brillaran, convirtiéndose ella en la antorcha estudiantil.
