En un preocupante giro de los acontecimientos, las redes sociales en Panamá se han convertido en un terreno fértil para la propagación del extremismo y la violencia contra la comunidad LGBTI. Comentarios que abogan por la implementación de leyes represivas al estilo de Rusia, llamados a la exterminación de personas y expresiones de deseo de que todos los individuos de esta comunidad mueran, son solo algunas de las manifestaciones más alarmantes de la intolerancia desenfrenada que se expresa en línea. Estos comentarios reflejan un pensamiento tácito y tangible de algunos sectores de la sociedad panameña.
Al izarse la bandera en celebración del mes del Orgullo gay, en lugar de ser un gesto de inclusión y respeto, se desató una ola de comentarios cargados de odio. En las redes sociales, se cuestionó la existencia misma de la comunidad en Panamá, negando su derecho a la visibilidad y la igualdad. Se escucharon afirmaciones de que la presencia de gays es inmoral y perjudicial para la sociedad, perpetuando un discurso de exclusión y discriminación que amenaza la seguridad.
La normalización del discurso de odio y la incitación a la violencia en las redes sociales no solo son peligrosas, sino que representan una grave violación de los derechos humanos. La retórica de la intolerancia y la discriminación alimenta un ciclo de violencia que pone en riesgo la vida y la integridad de quienes son blanco de estos ataques. Este odio no se limita a las redes sociales, sino que se manifiesta en el ámbito físico, una decena de jóvenes de esta comunidad han sido asesinados en crímenes de odio.
