- sábado 18 de enero de 2025 - 9:05 AM
No todo lo que brilla es oro
La frase es prima de aquella que dice... “las apariencias engañan.” Según documentos que revisé “no todo lo que brilla es oro” fue utilizada por el fabulista Esopo cientos de años antes de Cristo. Se trata de una historia donde un cuervo es engañado por el brillo de una joya.
En la edad Media fue popularizada por William Shakespeare, en El mercader de Venecia y Miguel de Cervantes en Don Quijote de la Mancha. ¿A qué viene esto? A mí me resulta inconcebible la forma en que se presentó el señor Guido Martinelli a la comisión de la Asamblea Nacional para que fuera ratificado como nuestro embajador en el Reino Unido.
No creo que estuviese bajo los efectos de alguna sustancia o bebida que lo ponga a ver pajaritos preñados. Le doy el beneficio de la duda y creo en que fue algún relajante para calmar los nervios. Si esta versión es la correcta viene la pregunta... ¿qué pasará cuando presente credenciales ante el Rey de Inglaterra o el Primer ministro. ¡Mínimo le entrará un patatús o se desmayará! Y parece que ya superó esa prueba de fuego. El hombre ya presentó credenciales ante la cancillería británica. Así pasó durante la independencia de Belice aquel 21 de septiembre de 1981. Al acto asistió una de las princesas del Reino Unido y cuando las beliceñas le iban a besar el anillo algunas caían con ataques y convulsiones. El nerviosismo y las emociones se encargaron de ellas. De eso fui testigo... cubría para RPC televisión esos actos de independencia. El primero en gobernar a Belice fue el señor George Price, muy amigo de Panamá.
¡Cómo recuerdo las promesas de Lombana sobre el nombramiento del personal del servicio exterior! No sé si se trata de un video alterado, pero a otro futuro embajador le preguntaron en la Asamblea si conocía la provincia de Darién y contestó... ¡Sí, yo he estado en San Blas! ¡Vaya barbaridad geográfica! ¿Ha respetado este gobierno a los funcionarios de carrera o a quienes estudiaron relaciones internacionales a nivel universitario? La respuesta se la dejo a mis seguidores.
Lo ocurrido con Guido Martinelli me recuerda una foto de un tabloide hace varios años. Era el de un taxista tirado en una isleta de la avenida Ricardo J. Alfaro y a su lado estaba el carro. El titular del diario fue... “¡Hasta la tusa!” Esta es una expresión vulgar para definir a quien está pasado de tragos. Vi la foto desde todos los ángulos y algo no me cuadraba. Esa sensación me vino debido a los más de 54 años con epilepsia. En efecto, no me equivoqué... El taxista no estaba borracho... era un epiléptico que ante el advenimiento de una convulsión se puso de forma horizontal para no hacerse daño. El cuento terminó con una corrección del periódico y una disculpa pública. Esto mismo pudo haber pasado con Guido Martinelli donde no todo lo que brilla es oro y las apariencias nos pueden engañar.