No te metas con el 9 de Enero

Hay temas que cuando se analizan generan tanto calor que mejor es no tratarlos. Las pasiones pueden desbordarse hasta provocar situaciones peligrosas. Cuando estoy en medio de debates sobre religión y política opto, en algunas ocasiones, por retirarme.

Lo hago cuando observo que el razonamiento lógico desaparece y lo que viene no es sano y productivo para quienes estamos acostumbrados a solucionar los desacuerdos con la palabra.

El Nueve de Enero de 1964 es una fecha sagrada para los panameños. Esa batalla campal de palabras entre los colegas Atenógenes Rodríguez y Flor Mizrachi es una prueba pequeña de lo que digo. Y razón tuvo el dirigente Arturo Trelles al hacer una analogía sobre el peso y el significado del holocausto con nuestro 9 de Enero. Ese fue el día cuando un David se enfrentó a un Goliat. El resultado del momento fue la pérdida de ese encuentro desigual, pero con el tiempo el mundo le dio la razón a David. Fue allí cuando se cumplió, al pie de la letra, lo que pasó en el tiempo de los Reyes bíblicos.

Hoy, un alcalde, con linaje hebreo, enciende esa llama de los nacionalistas al querer regular lo que por ley está dicho. El Nueve de Enero es un día de duelo nacional, desde el primer segundo de la madrugada hasta el último segundo de la medianoche.

Querer regular por decreto alcaldicio y acordar que en bares y restaurantes se permita la compra e ingesta de bebidas alcohólicas a partir de las seis de la tarde es una afrenta a la dignidad de la Patria.

El alcalde Mizrachi, en ese intento por querer ser reformista y progresista, ha resbalado en ese patio limoso y ahora deberá enfrentar la ira de los millones de ciudadanos. Para hoy se anuncian marchas y manifestaciones en las áreas cercanas a la alcaldía de Panamá. Que este desliz de Mayer Mizrachi sirva para que, de una vez por todas, tengamos claro lo que significa y ocurrió aquel 9 de Enero de 1964. Abrazos y que Dios nos bendiga.