No se metan contra mi bebé

Estrecho la mano del presidente Mulino en su territorio, en el Salón de los Tamarindos, durante agasajo a periodistas. En un monólogo, —el gobernante habla poco sobre el periodismo—Nos informa, sin embargo, sobre su bebé: el proyecto de ley del Seguro Social, que él dice que no es una reforma, sino una reestructuración.

Trata de convencernos de que el proyecto es de «relojería suiza», desde el punto de vista financiero, con mucha precisión, y que es una ley fundamental para Panamá.Confiesa haber reclutado el apoyo de los mejores economistas, quienes trabajaron ad honorem horas extras no remuneradas, y asegura que la iniciativa no afectará a los trabajadores. Aunque tiene sordera en un oído, con el otro escucha bien. Son cosas del poder.

Rompe lanzas contra los opositores al proyecto.Aludiendo al economista Argote, dice que ‘uno’ de ellos —así, ‘uno’— quiso ponderar el modelo uruguayo, sin incluir que Uruguay cobra una tasa impositiva del 22% sobre el ITBMS o IVA, y que en Panamá esa cifra sería impagable. Rompe lanzas: opina que mienten, que son demagogos, que son politiqueros.

«Agárrate, Argote: cuida el cogote y busca tu garrote». Entre los opositores a su bebé, abanica; hay mucha mentira, lo que le causa grima, que, en el diccionario, significa repugnancia o asco.Así trata Mulino a quienes se oponen a él; a sus invitados, por el contrario, los trata con mucha cortesía, sonriente, como nunca lo había visto, y el estrechón de manos fue franco.

«Vengan más», nos dijo en este agasajo en recuerdo a Gaspar Octavio, gigante en el periodismo y la poesía.No está mal excursionar por ese palacio con garzas solo de escultura, y el Salón de los Tamarindos, muy bien pintado con bellísimas imágenes.Me despido de Mulino, recordándole e instándolo a que, en honor a su Bugaba de infancia, le meta la mano al Museo del Ferrocarril.

Es música, similar a la del bebé del Seguro Social, y me responde:’ De seguro, así será. Además, ahí está la foto de mi abuelo’.