- martes 17 de junio de 2025 - 8:59 AM
No podemos enseñar como antes: el deber de innovar en las aulas
Hablar de transformación educativa sigue siendo un tema pendiente y es que aunque se ha avanzado en la implementación de tecnología en algunas escuelas, el verdadero cambio comienza cuando los docentes asumimos el compromiso de actualizar nuestras metodologías y comprender que los estudiantes ya no aprenden como hace veinte años.
Hoy, el desafío es claro: adaptar nuestras aulas a todos los estilos de aprendizaje en la era digital.
A diario, vemos cómo en otras partes del mundo los docentes se reinventan, exploran herramientas digitales, diseñan clases interactivas y convierten sus aulas en espacios flexibles, dinámicos y centrados en el estudiante.
En Panamá, muchos también lo hacen, pero aún somos pocos los que apostamos verdaderamente por romper con el modelo tradicional de enseñanza memorística y frontal. Y esto no es una crítica, es un llamado urgente.Nuestros estudiantes aprenden de formas distintas: algunos necesitan ver, otros escuchar, moverse, tocar, escribir, debatir o investigar por su cuenta.
Sin embargo, seguimos usando métodos uniformes que, en muchos casos, terminan desconectándolos del aprendizaje. La tecnología no es una amenaza, es una herramienta poderosa que puede ayudarnos a llegar a cada uno de ellos desde su estilo particular.Las plataformas digitales, los recursos interactivos, la gamificación, los videos explicativos, las clases colaborativas en línea y las evaluaciones diferenciadas no son cosa del futuro: son el presente en miles de escuelas del mundo.
No podemos seguir viendo la innovación como algo lejano o como una obligación institucional. Actualizarse es un deber profesional, como médicos que deben conocer nuevos tratamientos o abogados que siguen las reformas legales.
Lo mismo aplica a quienes educamos.La educación panameña necesita que más docentes se atrevan a salir de la zona de confort, que se capaciten, que experimenten con nuevas metodologías, que trabajen en equipo y compartan buenas prácticas.
No se trata de tener la mejor tecnología, sino de saber cómo usarla pedagógicamente. La transformación empieza por nosotros.Por último recuerden, que el mundo cambia, la educación también debe cambiar. Y Panamá no puede quedarse atrás.
Periodista y profesor