El muñeco de trapo de San Pedro Norte y el síndrome de Diógenes

José y su esposa llevan años recorriendo la misma ruta para llegar a sus trabajos y cada vez que pasan por San Pedro Norte, calle 126 B Oeste, cerca de la escuela Carmen Solé, ven a un anciano postrado en una silla blanca de PVC.

La escena se repite tanto que la mente ha llegado a creer que es una estatua o algún muñeco de Año Viejo sin quemar.

Cuando la pareja observa al anciano en la posición incómoda usando la gorra de siempre que impide que se le vea la cara y la permanente sábana sucia que le cumbre parte de su deteriorada anatomía clavada en la intemperie, cualquiera que sea el tema de conversación cambia radicalmente para hablar y discutir sobre el maltrato a los adultos mayores.

El maltrato a una persona de edad consiste en un acto o varios actos repetidos que le causan daño o sufrimiento, esto incluye la no aplicación de medidas apropiadas para evitar otras afectaciones, cuando se tiene con el anciano una relación de confianza.

Para este segmento de la población, las consecuencias del maltrato pueden ser especialmente graves y los factores individuales que aumentan el riesgo son la dependencia funcional o la discapacidad, la mala salud física o mental, el deterioro cognitivo y la escasez de ingresos.

Nuestra sociedad se enfrenta a un fenómeno único en la historia de la humanidad, el envejecimiento de la población que nos aporta nuevas situaciones que debemos atender con prontitud y creatividad. Una de ellas, el abordaje de la violencia y maltrato a las personas de edad avanzada.

PERIODISTA Y PROFESOR