Por Felicidad Rivera
Dicen que había un viejo allá en el interior que nadie podía hacerle cambiar de opinión, pues se creía el dueño absoluto de la verdad. Un día se formó una discusión en el pueblo porque el hombre sostenía que una barra de jabón era queso. La gente, sorprendida, le dijo: “Pruébelo y verá que es jabón”. El viejo, sin titubear, lo probó y exclamó categóricamente: “¡Es queso, pero sabe un poquito a jabón!”.
Así está el presidente José Raúl Mulino. Veamos porqué: insiste en que sus decisiones son buenas aunque huelan a traición y sumisión. Aprueba la firma de un memorándum con el gobierno de Donald Trump para permitir bases militares extranjeras en nuestro territorio, y lo llama “acuerdo de seguridad”. Pero el pueblo siente el sabor amargo a entrega de soberanía.
Impone la Ley 462, diciendo que salvará el sistema de pensiones, pero sabe a privatización y pobreza para nuestros jubilados. Y como si fuera poco, intenta reabrir la mina Cobre Panamá, a pesar de que fue declarada inconstitucional porque violaba 25 artículos de la Carta Magna. El pueblo ya dijo NO a la minería en 2023, pero el mandatario, como el viejo terco insiste en comerse ese “queso con jabón” aunque huela a devastación ambiental.
Para completar el combo, quiere construir embalses en el Río Indio, desplazando comunidades y destruyendo ecosistemas. El pueblo ya lo rechazó, pero el presidente sigue empeñado en imponer su voluntad, creyendo que con miedo y represión doblegará la dignidad de un país que grita su descontento en las calle.s
El presidente Mulino puede seguir comiendo su “queso enjabonado” de entreguismo, pero el pueblo ya despertó, y esta vez, no se va a arrodillar. Estamos en las calles: docentes, obreros, campesinos, estudiantes y comunidades indígenas. Panamá no se vende, se defiende.
La gente, sorprendida, le dijo: “Pruébelo, verá que es jabón”. El viejo, sin titubear, lo probó y exclamó categóricamente: “¡Es queso, pero sabe un poquito a jabón!”.
