Mulino arranca con un país optimista

Esperé a que pasara un tiempo prudencial para analizar el discurso del presidente José Raúl Mulino en la toma de posesión. Por donde camino me encuentro con comentarios favorables y pocos los que han hecho críticas negativas.

El nuevo inquilino del palacio de Las Garzas nos ha vendido ilusiones, esperanzas y nos llena de mucho optimismo, por lo menos así lo siento.

Sus palabras del lunes las resumo así: será un combatiente fervoroso para minimizar los actos de corrupción. La franqueza es su arma más letal la cual le rendirá frutos positivos. No permitirá actos que empañen su administración y castigará de forma ejemplar a quienes los cometan incluso si son de su círculo cercano.

Impulsará un gobierno decente donde se respete la seguridad jurídica. Eso permitirá que el capital nacional e internacional se atreva a invertir. Pondrá efectivo en la nación a través de un plan de obras que incluyen la terminación de los proyectos que existen y los nuevos que impulsará. Iniciará programas ambiciosos para generar empleos lo que permitirá que más ciudadanos obtengan dinero para llevar una vida digna. Impulsará la construcción del hospital oncológico y propiciará la creación de centros en las provincias para que los ciudadanos con cáncer no tengan que viajar a la capital. El tren entre Chiriquí y Panamá será su obra insigne. Hará lo que tenga que hacer para propiciar una justicia serena, igualitaria sin ningún resabio de inclinación y persecución.

Los dineros que se gastaban en politiquería barata los pondrá al servicio del pueblo. Dice que en este gobierno muere la descentralización paralela y su forma delictiva en que se usó.

Aquellos que se beneficiaron de los auxilios económicos tendrán que devolver los dineros a través de la figura de préstamos. Aquellos acostumbrados a utilizar el nombre del presidente para beneficio propio sepan que se les acabó esa fiesta.

Dejó claro que lo ocurrido el 5 de mayo es una muestra de que la clase política está en la cuerda floja. Si no se corrigen los rumbos el pueblo volverá a pasarle una factura más grande en 2029.

Una posición digna fue cuando se refirió a las listas donde tienen a Panamá. Mulino se comprometió a luchar con fuerza para que Panamá recupere el buen nombre. Expresó que el tema de Mossack y Fonseca fue un ejemplo de querer acabar con el sistema económico de nuestro país. Otra bandera de lucha será resolver el problema de la migración masiva por Darién.

La economía de la nación es muy distinta de cuando le tocó gobernar a Martinelli. Mulino arranca con menos de 50 mil millones de dólares en deuda, pero prometió a los acreedores que Panamá va a cumplir con sus compromisos adquiridos.

Habló de los grandes retos que tendrá como persona. En un llamado claro a su esposa, hijos y nietos les dijo que y cito: “Este hombre de familia ahora se debe a una más grande llamada Panamá.” El tema de la Caja de Seguro Social, el agua y la minería no los dejó por fuera.

Como periodista y analista considero que con la minería Panamá tiene dos caminos... abrirla para cerrarla o negociar un contrato nuevo donde la nación tenga, por lo menos, más del 40 por ciento de acciones. Dijo que no privatizará la Caja de Seguro Social, pero el problema hay que atacarlo ya. Lo mismo manifestó sobre la falta de agua en muchas regiones del país. Horas después de su discurso le expresé a Mulino que si termina su periodo honrando la palabra empeñada no dudaré en promover la construcción de un monumento en su honor el cual se levantará en un lugar céntrico de la ciudad de La Concepción, distrito de Bugaba, provincia de Chiriquí. Me siento optimista ¿y usted? Abrazos y que Dios nos bendiga.