- domingo 18 de mayo de 2025 - 12:00 AM
En el Panamá del siglo XX, hay pocas páginas escritas y contadas sobre mujeres negras, sin embargo, existen nombres que, con dignidad, coraje y sabiduría, marcaron senderos de justicia, educación y libertad. Al margen de la historia oficial, se atrevieron a alzar la voz, abrir caminos y dejar huellas, con valentía y respeto, ellas también trazaron la ruta del cambio en Panamá.
Estas mujeres no solo resistieron los prejuicios raciales y de género, sino que sembraron esperanza en medio de la desigualdad. Por eso, tenemos la responsabilidad de honrarlas, asumiendo el compromiso de continuar su obra y visibilizar a quienes la historia silenció. Además de hacer historia, la escribieron con su propia voz, piel y resistencia.
Felicia Santizo (1893–1963), nacida en Portobelo, fue educadora, musicóloga, activista y feminista.
Sara Sotillo Guillén (1900–1961), maestra, sindicalista y feminista, fundó movimientos magisteriales que defendían los derechos laborales de los docentes.
Gumersinda Páez (1910–1991), dirigente feminista y activista social, fue la primera mujer Diputada afrodescendiente y Vicepresidenta de la Asamblea Constituyente de 1946.
Thelma King (1921–1993), abogada, periodista y Diputada; alzó su voz con fervor por la soberanía nacional y el respeto a la mujer negra panameña.
Bárbara Wilson (1940–2005), cantante afrodescendiente, ícono de la música popular, abrió el camino para nuevas generaciones de voces negras en Panamá.
Ángela Brown Dunn, pintora y artista visual; plasmó en sus cuadros la fuerza de la negritud, el papel de la mujer y la espiritualidad afrodescendiente como fuerza estética y política.
Estas mujeres son parte de nuestra nacionalidad; enseñaron, crearon y sostuvieron esta vida republicana con sus manos y voces invisibles. Hoy las nombramos, para que nunca más sean borradas. Recordando que a las mujeres las han tratado de invisibilizar de la historia, pero las mujeres negras han enfrentado una doble exclusión, por el hecho de ser mujeres y por ser negras. Sin embargo, siguen en pie, con memoria y dignidad; no lograrán silenciarlas, su historia está viva y se escribe con firmeza, voz y piel negra, porque ellas no solo fueron parte del siglo XX, ellas fueron y son historia presente.