• miércoles 05 de abril de 2023 - 7:00 AM

Del muerto nadie se acuerda, nadie fue y nadie lloró en el sepelio

Un gallote llamado corrupción sobrevuela el cementerio vigilando que los difuntos no se levanten de sus tumbas

La tercera ronda del repique de la campana, ubicada en la parte alta de la torre de la iglesia, avisa que inicia la misa de cuerpo presente, como parte del oficio religioso organizado para acompañar al difunto a su última morada.

Esperanza y Lucha, dos niñas con espíritu inquebrantable, unidas por lazos de sangre, bajan con cautela los escalones de madera de la empinada escalera que lleva al campanario.

Las dos cargan en las manos un par de piedras que sirven de instrumento para generar el sonido característico que llama a misa a los feligreses. En la exaltación de la curiosidad, propia de su niñez, ambas miran confundidas lo desolada que esta la iglesia.

El padre dijo, “hoy despedimos un ser humano excepcional, que tenía el más elevando sentido ético, agricultor de la decencia, de los valores morales, de la igualdad, de la equidad y de la justicia social. Murió solo y, por lo que veo, nadie lo va a despedir en su partida.

Esperanza y Lucha, sin entender en su totalidad el léxico del párroco, sintieron una tristeza tan profunda que les causó un dolor agudo. Apretaron con fuerzas las piedras.

Con ayuda de cuatro borrachos que el padre fue a buscar a la cantina, cargó el féretro hasta el cementerio, las niñas clandestinamente realizaron el recorrido. En la entrada del campo santo se lee “Cementerio de Panamá”.

El hueco lo cavaron en la parte más distante que deja ver la desidia y el abandono total del lugar, donde el herbazal se traga las tumba. Ahí reposan, desde hace años, la justicia, la buena educación formal, la oportunidad de trabajo, el bien común y la anhelada salud.

Un gallote llamado corrupción sobrevuela el cementerio vigilando que los difuntos no se levanten de sus tumbas. El animal carroñero no tiene idea que las niñas le apuntan con las piedras que llevan en las manos. Cada piedra tiene un nombre: valentía, sacrifico, derecho y reivindicación.

Las hermanas, Esperanza y Lucha, no descasaran hasta derribar al pajarraco.

PERIODISTA Y PROFESOR EN UP