- jueves 14 de abril de 2022 - 9:57 AM
Mitos y leyendas de las religiones
De chico sentí que la religión era más una amenaza de castigo que un respeto hacia Dios. Había una especie de ofertas. Si haces el bien recibirás esto o aquello y si te vas por el mal… ¡Dios te libre de los castigos! Y para encontrar indulgencias, perdones y caminos a la felicidad muchas veces tenías que pagar. ¿A qué me refiero? Es fácil observar la fila de seres humanos entregando sus primicias a las figuras hechas por el hombre y que representan a seres humanos que fueron santificados. Santos hay para todos los males y problemas. No sé si hay uno para los periodistas, me tocará averiguar. ¡Sí, claro, nosotros, los comunicadores sociales no podíamos quedar por fuera! San Francisco de Sales fue nombrado el patrono de quienes buscamos y difundimos noticias. Y con esto de la liberación de la profesión periodística mundial resulta que ahora todos pueden ejercer esta labor noble. Destaca el escritor Óscar López Reyes que: “Los periodistas tienen su patrón celestial. ¿Lo sabías? ¿Conoces su nombre? Se llama Francisco de Sales. ¿Cuándo fue llevado a ese altar de la Iglesia católica universal? Desde los pórticos de la Edad Media. Nacionalidad: francesa. Ocupaciones: periodista, escritor y prelado católico. Mediante la encíclica titulada “Rerum Omniun Perturbationem” (“La perturbación de todas las cosas”, en español), fue designado por el Papa Pío XI Santo Patrón de los periodistas y los escritores. Su festividad se celebra el 24 de enero."
¡El Cristo está sudando… está sudando! Todavía recuerdo el grito de una viejita, quien, por sus arrugas en la cara, debía tener más de 90 años. Fue en la comunidad de Alanje, provincia de Chiriquí, para un Viernes Santo de hace unos 55 años. Frente a esta voz que retumbó en la iglesia del lugar… los cientos de fieles cayeron de rodillas ante a ese milagro. Yo, apenas con unos nueve años no entendía el asombro de la gente. Ya, adulto mayor, desarrollé una teoría que para mí es ley. En aquel día llegaban a la iglesia cientos de feligreses a adorar al Cristo de Alanje. El símbolo del Dios viviente yacía acostado, en su féretro, con las muestras de las heridas producto de la crucifixión. Allí, estaba mudo, con una mirada que en vez de enternecerme me asustaba. La cámara de vidrio estaba abierta y por allí le dejaban al Santo toda clase de objetos de oro. Muchos acercaban la cara para verlo mejor. En ese comportamiento, al Cristo le cayeron muchas gotas de sudor de esa gente que había caminado kilómetros y kilómetros como una especie de manda, por la salud de alguien. En ese tumulto estaba yo, obligado por mi padre, cuyas creencias eran grandes.
¿Cómo no iba a sudar el Cristo, con tanto sudor que recibió de la gente que se le acercaba a la cara? Hay que recordar que, además de los kilómetros recorridos, para la época reina mucha humedad y Alanje es uno de los pueblos más calurosos de la nación. ¡Qué Jesús, mi Dios, perdone mis disparates, pero, ese cuento de que está sudando no me lo tragué! A través del tiempo hemos visto cómo algunos entregados al Altísimo nos engañan con el favor y la complicidad de la iglesia. Reitero aquella historia del famoso vidente de nombre Rony Muñoz. Nos hizo creer que en Colón aparecía la virgen de la Media Luna. En el momento en que solo él la veía sus manos comenzaban a sangrar. Eso fue un escándalo mayúsculo de fe. Resulta que el caballero, ante la distracción del público, se pinchaba los dedos para hacerle ver a los feligreses que sangraba. ¡Vaya manera de engañar a los incautos! Gracias a la magia y a la pericia de un camarógrafo de Canal Trece se derrumbó ese engaño. Nueve obispos iniciaron las investigaciones de este fraude. Al final condenaron, de manera pública, el uso de los negocios de Dios para fines personalistas, como los de Rony Muñoz.
Y así nos vamos a encontrar con un tumulto de chantajistas, locos, adivinadores, magos, brujos, que nos venden historias, creencias y mitos. De niño los padres, abuelos y tíos nos contaban historias de terror. Crecimos creyendo en la existencia de esos seres abominables. Hoy, Jueves Santo, reitero mi creencia en el nacimiento, pasión y muerte de mi adorado Jesús. Sus enseñanzas son lecciones de vida que si las pusiéramos en práctica hoy no existiría la guerra de Ucrania. Abrazos y los dejo con algunos mitos de los indios de Estados Unidos. Sé que usted conoce de muchos más…
Por René Hernández González