- jueves 06 de febrero de 2020 - 12:00 AM
Mercantilismo que aplasta al juramento hipocrático
‘Prevenir es mejor que curar', esta frase clásica en sentido afirmativo se suele aceptar sin mayores problemas, no sólo cuando se aplica al mundo sanitario, sino a otros muchos aspectos de la vida.
Recuerdo que haces varias décadas atrás, cuando tenía la necesidad de pisar un consultorio médico, en un hospital o centro de salud, el galeno lo primero que ordenaba a su asistente era tomarme el peso y talla, luego me preguntaba el motivo de la vista y automáticamente revisaba mi lengua, boca, miraba las palmas de mis manos y dependiendo de la molestia, ejemplo, si era un dolor de estómago palpaba con su mano la barriga buscando algún bulto o síntoma de dolor. Todo iba acompañado de un examen general de sangre.
Ese protocolo de rutina aplicado a todos los pacientes desapareció hace rato , fue exterminado y erradicado por un trato impersonal, distante y para nada exploratorio, motivado por el apuro de salir rápido del paciente, ya que el tiempo es dinero. Trabajar en varios lugares demanda eso, además las instituciones de salud (públicas o privadas) miden su inversión con el objetivo prioritario de la rentabilidad a corto plazo.
El mercantilismo es tan grande que plasta de manera sofocante el juramento hipocrático o promesa del médico, cuyo contenido se ha adaptado a menudo a las circunstancias y conceptos éticos dominantes de cada sociedad.
El comercio y el afán de ganar dinero atentan contra la prevención.
PERIODISTA Y DOCENTE