Dentro de la crisis social que vive el país, y mientras el Presidente, junto a su equipo de análisis situacional, discutían y coordinaban las medidas a tomar, ya sea de Emergencia Nacional o de Suspensión de Garantías para la provincia de Bocas del Toro, el Ministerio de Educación, bajo la responsabilidad de la ministra Lucy Molinar, se abocaba a terminar el proceso de licitación millonaria para compra de alimentos.
Es evidente que todo este proceso se estaba realizando dentro del más estricto secreto y reserva, ya que la población estaba inmersa dentro de la crisis nacional. Todo indicaba que, mientras la ministra Molinar iba a los medios a combatir a los profesores, amenazarlos y a “ordenarles” que regresaran a clases, cuando salía de los canales de televisión, se iba a atender en secreto el proceso de homologación del acto público.
Nadie sabía que, en plena crisis, mientras correteaban al Suntracs, encarcelaban a Genaro Caballero y obligaban a Saúl a saltar la cerca de la embajada del hermano Evo, un par de empresas se enfrentaban en salones fríos del Meduca por un millonario negocio que incluía el suministro, transporte, entrega y descarga en sitio de alimentos para la preparación de comidas saludables en los centros escolares a nivel nacional, para los años 2025-2026. Muy pocos sabían que el monto de dicha licitación era por un monto de referencia de 53.9 millones de balboas, y que las proponentes eran El Machetazo y la Importadora Virzi.
Según la información publicada después del anuncio del Presidente de la semana pasada, entre una y otra propuesta había una diferencia de alrededor de 7 millones de dólares y, paradójicamente, la Comisión Evaluadora del proceso dictaminó que una de las empresas, la que ofrecía el precio más bajo (7 millones de balboas menos), “no cumplía con varios puntos técnicos”, lo que dejaba a la ofertante del mayor precio, por la suma antes indicada, como la virtual ganadora para ser asignado dicho contrato.
Al parecer, ni la ministra de Educación, ni el Contralor, ni los representantes del Ministerio de Economía y Finanzas y de la Dirección de Contrataciones Públicas se dieron cuenta de esto. Claro, estaban pendientes de las marchas de los docentes. Lo cierto es que algo pasó en el camino que obligó al Presidente de la República, en su comparecencia ante los medios el viernes pasado, a referirse a este tema, y según él, “se enteró esa mañana y mandó a bajar esa licitación”.
Al Presidente, al igual que a mucha gente (con excepción de la ministra Molinar, el Contralor y demás funcionarios que manejaban este proceso), le resultaba altamente preocupante la diferencia de 7 millones entre una propuesta y otra, y la suspicacia de que la proponente con el precio más bajo al de referencia tuviera fallas técnicas en la propuesta, cuando todos sabemos que, en el proceso de homologación de las propuestas, se verifica el cumplimiento de las especificaciones del pliego de cargos, donde están los aspectos técnicos que son los que determinan si se aceptan los proponentes o no. Bueno, el Presidente también es buen portero.