El año 2025 ha sido distinto para unos y para otros. Hay quienes en sus trabajos y su economía han sufrido un fuerte revés. Existen personas que no se han podido levantar del desastre de la pandemia y siguen luchando para superar las adversidades. Otras tienen una situación económica mejor. Esta bendición debe multiplicarse en los demás.
Nuestro país afronta una marcada desigualdad social y económica, y las oportunidades no son las mismas para todos. Existe mucha informalidad sin seguridad social ni estabilidad.
A pesar de la gran diferencia social en la que vivimos, en los panameños hay una alegría y una fuerza que nos empujan a luchar ante la adversidad y a ser resilientes ante las pruebas.
Admiro y celebro la alegría de nuestra gente. Se percibe en nuestra respuesta a las pruebas. La palpamos en el entusiasmo y apoyo a nuestra selección de fútbol, en los carnavales y en la alegría de Navidad y Año Nuevo.
Panamá lo tiene todo en su gente. Hay panameños trabajadores, emprendedores. Existen educadores que son héroes y heroínas que trabajan en lugares de difícil acceso, proporcionando sus conocimientos a los alumnos.
Conozco a un señor que está organizando un viaje a Los Santos para repartir leche y alimentos a las familias necesitadas. Lo hace por iniciativa propia y cuenta con gente que lo van a apoyar.
Esto es esperanzador porque creo en la construcción del futuro mediante nuestros actos y estas iniciativas proporcionan esperanza para el año 2026.
La educación, nuestra resiliencia y la solidaridad son elementos positivos que nos pueden ayudar a la construcción de días mejores en el año que se nos presenta. Feliz año.