• jueves 22 de mayo de 2025 - 12:00 AM

Los diálogos de Panamá

El diálogo, el legítimo -no el espurio-, es pilar histórico de la identidad e instrumento civilizado para superar crisis y lograr acuerdos nacionales.

Es columna vertebral de la política democrática, como ejercicio profundo de empatía, razón compartida y voluntad de construir el espacio común desde la diferencia.

Implica la escucha activa, reconocer al otro como legítimo interlocutor y estar dispuesto a modificar la propia posición. El adversario no es un enemigo a destruir, sino alguien con quien construir.

En nuestra historia republicana, tres episodios de diálogo han resultado en consecuencias trascendentales:

Encuentros de Bambito (1993–1994). Organizados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se realizaron en el Hotel Bambito, en las montañas chiricanas noroccidentales. Se fomentó el diálogo nacional y se estableció una agenda de Estado en temas de desarrollo social y fortalecimiento democrático.

Participaron representantes de todos los partidos reconocidos: Arnulfista, perredé, pedecé. Funcionarios del gobierno Endara (1989–1994). Conep y sindicatos. La Iglesia Católica, facilitadora del diálogo, en pro de la reconciliación nacional. Los expresidentes Belisario Betancur (Colombia) y Julio Sanguinetti (Uruguay), invitados especiales. Hubo Bambito II y III.

De esos encuentros, resultó el fortalecimiento de la democracia, la administración panameña del Canal, el desarrollo socioeconómico y la modernización de los servicios públicos.

Constitución de 1946. Se construyó consenso nacional. Se organizó Asamblea Constituyente con representación plural (aunque no universal), que trabajó en un nuevo texto constitucional. Negociación entre fuerzas liberales y conservadoras, y hubo presión social para ampliar derechos.

Estableció una estructura republicana moderna, con nuevos pesos y contrapesos.

Separación de Colombia (1903). Era fuerte el movimiento separatista. Aceleró el proceso el interés estadounidense por construir la vía acuática.

Las élites panameñas (liberales y conservadores), comerciantes y figuras militares negociaron entre sí, en secreto, un consenso interno para declarar la separación y formar la república. Se pactó la no confrontación con tropas colombianas, y se coordinó el apoyo con EE. UU.