Acaban de pasar unas de las fiestas donde los panameños lo toman muy en serio, tanto es, que algunos venden o empeñan artefactos y prendas de oro en distintas casas que se dedican a este negocio lícito.
Los teleespectadores que siguen y observan el jolgorio carnavalesco por los medios televisivos, donde diversos programas muestran los culecos, topones y cualquier otro hecho que se origina en los distintos puntos de estas fiestas.
En algunos programas de las televisoras locales, pareciera que lo fundamental y lo más importante es mostrar las reyertas y escenas no apropiadas en horas donde el público televidente son niños, cayendo en la chabacanería y rallando en la vulgaridad.
Estamos claros que toda programación que se vierte en los medios televisivos en sus parrillas, tiene un propósito, target o público objetivo, que estamos seguros no es el que llega actualmente.
Por qué presentar lo feo del Carnaval, o acaso los televidentes nos merecemos ese insulto visual, con segmentos trasnochados y repetitivos qué demuestran poca preparación, creatividad y echando mano a la improvisación.
Nos habremos preguntado alguna vez, que tradiciones autóctonas y desfiles no hemos podido ver o han pasado desapercibido, por el interés inucitado de mostrar lo sexual, escenas de personas en estado etílico.
Escuchaba y leí en las redes sociales de una tableña de pura sepa, que el Topón, que se da en la madrugada del Miércoles de Ceniza, ha perdido su esencia, será que están aplicando innovaciones qué atenta con la rica tradición que ha existido por muchos años.
Restan muchos meses para la organización del próximo Carnaval 2026 y ojalá los organizadores y los tomadores de desiciones se hagan un examen retrospectivo y ver los fallos, corregir y que siga esta rica tradición. Finalmente, hago el llamado a las dueños de medios televisivos, revisen y hagan un filtro de lo que vayan a transmitir al aire.