• martes 10 de enero de 2017 - 12:00 AM

¿Llegaron los reyes?… ! Se acabó la Navidad!

Después de un mes de mucha fiesta y comilonas, toca ahora guardar toda la parafernalia navideña

Después de un mes de mucha fiesta y comilonas, toca ahora guardar toda la parafernalia navideña. En breve, todo hablará de los carnavales, así que desde ya hay que comenzar a prepararse para ese evento, porque tiempo es lo que hace falta. Todos los planes y proyectos de fin de año, deberán pasar esa difícil prueba. Desde ya, muchos le han puesto el ojo a los ahorros que comenzaron, con la promesa fallida de años anteriores, de que ‘los repondrán con el décimo'.

El verano del trópico, es tiempo maravilloso. Durante los próximos meses, las playas y los ríos se verán atestadas de gente, que aprovechan la estación, para escapar del ruido y del smog de la gran ciudad. Ese es el ritmo de vida urbana, que se ve alterado solamente por los torneos deportivos locales, y el inicio de clases, las que por la cantidad de estudiantes ‘rehabilitando', pareciera que ya comenzó desde el primer día del año.

De las navidades destaco la tregua que nos declaramos; esa disposición sincera de las personas a compartir con familiares y su prójimo incluido, lo mejor de sí. Iniciado el nuevo año, retomamos la competencia por la prosperidad material, empleando en ella, nuevas armas y estrategias de lucha. Es como si para las fiestas de fin de año, todos decretásemos un ‘alto al fuego', para reabastecernos de pertrechos y vituallas.

En los tiempos que vivimos, todo nos habla de cambios que ocurren, pero pocos de ellos son esperanzadores. Los valores éticos de la amistad, solidaridad, la tolerancia y el respeto, que al poner al hombre como referencia, debieran guiar nuestras vidas, se reemplazan por otros menos trascendentes, inspirados solamente en el lucro.

Nos espera un año de trabajo, y como en años anteriores, despilfarraremos las ganancias obtenidas, comprando toda clase de tonterías, las que de seguro terminarán arrumadas en los vertederos de basura. Clamo porque algo ordinario ocurra pronto y nos ilumine los sentidos, para entender que la felicidad no está en ‘los malls', sino que está radicada en nuestros corazones, oculta entre nuestras verdades a medias y nuestros propias fantasías y temores.

Abogado

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