La situación del país se hace más compleja cada vez. Por una parte, los cinco gatos se han convertido en cientos, miles y ahora van cientos de miles. Cuidado estamos arriba del millón y medio. Implica que la población rechaza la ley 462 pero el presidente insiste en mantenerla. ¿A beneficio de quién? El derogarla es totalmente factible.
La Asamblea tiene los mecanismos. Algo parecido a la derogación de la Ley 406 de la minería. Solo se requiere que el presidente haga la solicitud a la Asamblea, quedando la anterior en vigencia.
La actitud intransigente, que más pareciera un niño malcriado que un político de la altura de un presidente de la República, deja mucho que pensar en una población educada porque ese fue uno de los legados de Omar Torrijos Herrera, con la siembra de escuelas. Educación para la gente de su pueblo.
Es conocido que el pie de fuerza de la policía, en toda la república es de aproximadamente 33,000 personas, cifra insignificante ante la población total que protesta en los diferentes puntos del país.
La población no quiere confrontación. La población no agrede al policía, aun cuando está siendo agredida. Los policías están fatigados, cansados, agotados y la población que protesta es cada vez más. No es necesario continuar midiendo fuerzas. Es obligatorio encausar a los corruptos y hacer revertir al Estado lo robado.
Muchos policías actúan contra su voluntad y esos lo saben sus jefes azuzadores. Estos policías no quieren lastimar a la población aun cuando algunos lo disfrutan y en estos momentos aprovechan su frustración. Esto presidente Mulino, es pecado mortal a un gobierno que se dice democrático. Recapacite y mande a derogar esa Ley.
Los parientes e hijos de los policías tendrán jubilaciones de miseria y quizás tendrán que pedir limosna para subsistir, porque esos 265 balboas, que habla Dino Mon, no alcanzarán para una semana, menos para un mes. Solicite presidente Mulino, a la Asamblea, la derogación de esa nefasta ley. La población exige ser escuchada. Dios te salve, Panamá.