• sábado 06 de septiembre de 2025 - 12:00 AM

Leopoldo Aragón Escalona

El lunes 1 de septiembre se cumplió el 48 aniversario de la inmolación, en Estocolmo, frente a las instalaciones de la Embajada de Estados Unidos de América del compatriota Leopoldo Aragón Escalona. Su decisión fue una protesta ante la inminente firma de los tratados canaleros.

Encarcelado, torturado y luego exiliado por la dictadura torrijista, su nombre y su acto, como muchas o demasiadas personas y eventos, también entraron en el olvido. Pero, Aragón no se suicidó. Su muerte fue un acto de protesta. Fue un acto de entrega a la Patria que tanto quiso y a la libertad por la que tanto abogó...

El heroísmo tiene a veces sus ironías. El 3 de noviembre de 1965, Leopoldo Aragón escribía en su columna “ Desde Washington”, que semanalmente publicaba el diario El Día, de México : “Un hombre murió envuelto en llamas bajo la oficina de Robert McNamara, secretario de Defensa de Estados Unidos. Aquí la mayor parte de la gente parece que no quiere darse por enterada de lo ocurrido”.

Periodista ágil, sutil y punzante, Aragón acotaba: “Técnicamente fue un suicidio, Norman R. Morrison se quitó la vida incendiándose con kerosene. La palabra suicidio es la que usan la prensa, las cadenas de televisión y las agencias noticiosas... Morrison se inmoló. Inmolarse es sacrificarse por otro, por un ideal, por una convicción. Su máxima expresión es quitarse a sí mismo la vida sin hacerle daño a otro; sin que otro sea el que le quite la vida a uno...”.

Igual que Morrison, Aragón murió 12 años después por un ideal, por una convicción, por una obsesión que lo acompañaba en su exilio en Suecia, donde llegó gracias a la intervención de Amnesty International y del Rey de Suecia, quienes lo rescataron de las cárceles panameñas. Durante año y medio el régimen militar lo mantuvo recluido en Coiba y sometido a brutal abuso físico y moral.

En un manuscrito intitulado “Prácticas inhumanas de trabajo esclavo para provecho personal en la isla de Coiba”, Aragón describió la corrida de los prisioneros desde el muelle hasta el patio central: “...los guardias, gritando desaforadamente, emprenden a latigazos con grupos de prisioneros, que corren despavoridos como si fueran animales, mientras los guardias los persiguen al galope pegándoles garrotazos para hacerles acelerar su carrera...