En el distrito más populoso están contra una esquina; llegó diciembre y se encuentran en plena crisis por el tema de los desechos. La campeona de esa región, que en campaña decía tener la fórmula para vencer los problemas sociales de quienes allí viven, no ha podido capear el temporal y sus promesas están quedando en nada.
Con sus silbatinas, la afición desaprueba el accionar de esta joven trompadachina, que no ha rendido lo esperado. Pablo Pueblo le dio el apoyo en masa y ya ha pasado año y medio sin que se vean los resultados.
Por este tipo de cosas es que la fanaticada ya no cree en los púgiles de la división politiquera, porque en su mayoría quedan mal.
En el tiempo que le resta como campeona, la pugilista que saltó a la fama con los que se hacían llamar independientes tendrá que redoblar esfuerzos para mejorar su imagen. Recordemos que el tinglado del populoso es candente y la fanaticada es muy exigente.
Los que volvieron a quedar mal parados son los púgiles de la inseguridad: el surgido en la cuadra civil y el formado en tinglados catrachos. Los cacos siguen sembrando el terror, conectando potentes golpes bajo el cinturón, sin que haya una reacción efectiva.
El pasado mes mandaron a 46 a la lona; Pablo Pueblo está temeroso.
