• sábado 04 de enero de 2025 - 12:00 AM

¡Las cuentas rojas del primer informe presidencial!

En un artículo reciente, recomendaba que se abandonara el término de 100 días para medir el desempeño de los nuevos gobiernos, pues era más práctico y prudente esperar a cuando finaliza la primera legislatura ordinaria, pero que, por haber convocado el órgano Ejecutivo las sesiones extraordinarias para la discusión del crucial y prioritario tema del Seguro Social, que podría definir el futuro no solo de la actual administración, sino de la nación, lo prudente era esperar al vencimiento de los 180 días y al recuento que de ese período debía hacer el presidente, en la apertura de las sesiones del órgano Legislativo.

Al convocar la presidencia a las sesiones extraordinarias, su expectativa era poder iniciar el año celebrando la aprobación del proyecto 163, pero como eso no ocurrió, debido a la estrategia errónea del propio Ejecutivo para construir los consensos que eran requisito indispensable para viabilizar su aprobación, entonces cabía esperar que la ocasión, como sí ocurrió, fuera para resumir “los logros” de sus primeros 6 meses y presentarle al país “sus metas” para el nuevo año y “las acciones con que las concretará”.

De los primeros 6 meses del nuevo gobierno, por haber transcurrido, todos podemos sacar nuestras propias conclusiones; bastará comparar el discurso inaugural del 1 de julio con lo que hemos visto y vivido. Y los sondeos, que son cajoneros en estas circunstancias, si son objetivos, nos retratarán el panorama real, que será lo que contará, ya sea que seamos “gobernantes o gobernados”.

En cuanto a los logros, el resumen fue prolijo, pero tuvo como prólogo el señalamiento de que se pudo haber hecho muchos más de no haber recibido unas finanzas quebradas con cuentas “tan al rojo vivo que quemaban”, pero que, utilizando otra frase figurada de nuestra cosecha, “se están enfriando”.

Ese señalamiento, aparte de pensado para dramatizar, objetivamente, ayuda muy poco para que el país conozca, uno, cuál es la situación real de las finanzas públicas y, dos, ¿cómo se enderezarán? Y dejarlo hasta allí sirve de muy poco. Por consiguiente, una sana recomendación que ojalá no caiga en saco roto, es que, con la urgencia que el caso amerita, el gobierno, como se hizo hace unas cuantas décadas, publique regularmente en un sencillo cuadro un “Estado actualizado de situación de las finanzas públicas”, que especifique: “cuánto hay, cuánto se ingresará, cuánto y en qué se gastará y cómo se financiará”.

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