- jueves 13 de junio de 2024 - 6:02 PM
Las paradojas del destino comprometen el pensamiento racional, sobre todo ante hechos que buscan confrontar la realidad. Lo blanco y lo negro siempre se apegan a la determinación, mientras que los contrastes grises denotan sabiduría. Para gustos los colores, no obstante, por mucha degradación que exista, casi siempre se puede distinguir un color de otro.
Los seres humanos aun no logran ponerse de acuerdo sobre aspectos tan básicos como la realidad. Desde que la especie, a través de la racionalidad, dio lugar a la perspectiva, jamás se ha podido salir del esquema conceptual de que la percepción influye sobre la realidad. Algo así, como: no importa lo que uno sea, sino como se percibe.
Paradójicamente, los seres humanos buscan siempre escapar de la realidad, refugiándose en los mundos paralelos generados en el campo de la perspectiva. La vida cruda y dura resulta inconveniente para las personas, haciendo que los matices permitan un espacio más cómodo para enfrentar la realidad.
Tal vez, por ello, es que existen las religiones, el dogma y la política, como formas de imponer creencias y estilos de vida en función a patrones, para que la gente se agrupe en conceptos símiles en cuanto a la conducta y forma de vida.
Al tiempo que el ser humano explora las galaxias, también se le hace difícil comprender su propia existencia. ¿Para qué busca descubrir el universo antes de conocer su propio mundo?
Pregunta compleja que define la existencia y que evoluciona entre la tragedia y la adversidad; donde el ser humano crece y se perfecciona a través del sufrimiento, como si el único camino para el éxito fuera el error y el fracaso previo.
La eterna lucha entre la verdad originada por la razón y la otra verdad, la del alma. Parafraseando una paradoja de Ernesto Sábato: ‘la verdad es perfecta para las matemáticas, la química, la filosofía, pero no para la vida. En la vida la ilusión, la imaginación, el deseo y la esperanza cuentan más’.