La Universidad de Panamá: de faro de esperanza a instrumento de injusticia

  • miércoles 16 de octubre de 2024 - 11:00 PM

La Universidad de Panamá ha sido históricamente un faro de esperanza y un símbolo de progreso para los trabajadores del sector público en nuestro país. No solo ha formado generaciones de profesionales comprometidos con el desarrollo de la nación, sino que también ha sido un bastión de los derechos laborales y la justicia social. Sin embargo, en los últimos meses, esta institución ha dejado de ser un ejemplo de estos valores fundamentales para convertirse en un triste reflejo de arbitrariedad y falta de integridad.

El 24 de enero de 2024, tras ocho largos meses de negociaciones, el rector de la Universidad de Panamá firmó un convenio colectivo con el sindicato mayoritario de trabajadores de la institución. En un evento transmitido a toda América Latina a través de la Confederación de Trabajadores Universitarios de las Américas, el propio rector elogió públicamente al sindicato por su madurez, su compromiso con la universidad y su identificación con las luchas sociales y populares. Aquel día, el rector reconoció el esfuerzo y la responsabilidad con la que el sindicato había actuado durante todo el proceso de negociación, evitando una huelga y promoviendo la estabilidad institucional.

Sin embargo, tan solo unas semanas después, el 7 de febrero de 2024, el mismo rector decidió desconocer a través de su consejo administrativo virtual el convenio que había firmado, traicionando su propia palabra. Este giro inesperado y arbitrario no solo afecta a los trabajadores de la universidad, sino que mata las esperanzas de miles de servidores públicos en todo el país.

Resulta alarmante que una universidad, cuya misión debería ser la formación de ciudadanos comprometidos con la justicia, la ética y el bien común, se convierta en un instrumento de represión y arbitrariedad. La violación de un convenio colectivo firmado no solo afecta la credibilidad de la institución, sino que también envía un mensaje peligroso: que los derechos laborales pueden ser ignorados y pisoteados sin consecuencia alguna.

Si la Universidad de Panamá, la institución que debe ser un ejemplo de justicia y equidad, puede desconocer un convenio firmado de buena fe, ¿qué podemos esperar para el resto del sector público? Juntos debemos exigir el respeto a los derechos conquistados y garantizar que las futuras generaciones hereden una universidad que sea ejemplo de integridad y justicia.

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