• sábado 25 de enero de 2025 - 7:00 AM

La traición de los lacayos

La pasión de Manuel y Ricardo, se mantenía viva en cada palabra y en cada sueño de un Panamá verdaderamente libre y soberano

En una cálida tarde en la ciudad de Panamá, dos amigos de toda la vida, Manuel y Ricardo, se encontraban en un café del casco antiguo. Manuel, un periodista comprometido con la verdad, tenía un porte seguro y una mirada que reflejaba determinación. Ricardo, un educador apasionado por la historia de su país, mostraba siempre una sonrisa tranquila y un aire de sabiduría.

Manuel: (con tono de indignación) Es increíble ver cómo ciertos lacayos y políticos trasnochados, fracasados en sus intentos de liderazgo, buscan desesperadamente padrinos en el norte para regresar al poder y continuar con sus prácticas corruptas.

Ricardo: (asintiendo mientras removía su café) Tienes razón, Manuel. Estos individuos, serviles y temerosos del Tío Sam, traicionan la confianza de su pueblo y socavan la soberanía y dignidad de nuestra nación. Es como si hubieran olvidado la lucha generacional que nos llevó a recuperar nuestra soberanía secuestrada.

Manuel: (con ojos brillantes de fervor) No podemos permitir que estos lacayos vuelvan a tomar el control. La soberanía de un país es un principio fundamental que debe ser respetado sin excepciones. Cuando una nación ha luchado incansablemente por recuperar y mantener su independencia y territorio, cualquier intento de sometimiento externo es una afrenta a la dignidad y libertad de su pueblo.

Ricardo: (con nostalgia en su voz) Recuerdo las historias de nuestros abuelos. ¡Cómo lucharon con valentía para liberar a Panamá del control de los conquistadores norteños! Fue un esfuerzo generacional que no podemos dejar que se pierda por la ambición de unos pocos.

Manuel: (con firmeza, golpeando suavemente la mesa) Panamá, con su rica historia y la fortaleza de su gente, merece ser tratada con el máximo respeto y autonomía. No hay justificación válida que permita violar estos derechos inherentes. La lucha por la soberanía y el respeto a la autodeterminación es un derecho que ninguna nación debe ceder.

Ricardo: (con esperanza, apoyando una mano en el hombro de Manuel) Debemos repudiar las acciones de estos lacayos y exigir un liderazgo auténtico y comprometido con el bienestar de todos. Solo así podremos honrar el legado de nuestros antepasados y asegurar un futuro digno para las próximas generaciones.

Mientras los dos amigos continuaban su conversación, la tarde avanzaba y el sol comenzaba a ocultarse tras los edificios coloniales del casco antiguo. La lucha por la soberanía, reflejada en la pasión de Manuel y Ricardo, se mantenía viva en cada palabra y en cada sueño de un Panamá verdaderamente libre y soberano.

Periodista y educador