No siempre el hombre o los pueblos pueden predecir una tormenta política. Pueden los hombres y los pueblos oler una catástrofe política por algunos elementos que se presentan, pero, aun así, no se conocen las consecuencias de la misma o la magnitud y sus destrozos que puede causar. La tecnología ayuda a prevenir una tormenta natural y el hombre y los pueblos se preparan para evitar las desgracias de su paso. En la política no siempre ocurre que podamos prevenir sus efectos.
La tormenta viene del Norte y de un aliado político, económico y militar por más de 100 años de convivencia pacífica, con sus altas y bajas como ocurre entre aliados y amigos, con la diferencia de que ese aliado y amigo es poderoso y una potencia económica y militar en el mundo.
Los panameños hemos lidiado nuestras diferencias con las armas que hemos tenido a mano desde 1903: Las negociaciones. No ha habido un solo gobierno republicano que no haya intentado resolver las “causas de conflicto” con los EE.UU que no fuera con el diálogo y la negociación: 1904, 1921, 1925, 1936, 1947, 1955, 1962, 1964, 1967 y 1977. En todas las negociaciones “hemos avanzado y la lucha continúa”, se decía también en 1977, entre pragmáticos políticos, empezando por Torrijos y radicales idealistas, tildados de “ultraizquierdistas y agentes de la CIA”. De un lado y del otro, izquierdistas y derechistas enarbolando las banderas del SÍ y del NO a los Tratados Torrijos Carter. El pragmatismo político triunfó.
En 1977, se negociaron 2 Tratados sobre el Canal de Panamá. Uno sobre la Administración del Canal actual y las famosas tierras revertidas y el Tratado de Neutralidad Permanente o a Perpetuidad, del cual Torrijos llamó la atención en la OEA, aquel 7 de septiembre de 1977: “estamos bajo el Paraguas del Pentágono”. Mejor no lo pudo advertir Omar Torrijos.
La tormenta política nos ha sorprendido a todos los panameños y al mundo entero. Nos amenazan económicamente y militarmente. Somos un país pequeño y para rematar, como decía la abuela, DIVIDIDOS en las banderías políticas y los discursos “revolucionarios, guerreristas y antiimperialistas”.
Pero a esta tormenta que nos viene del Norte, la debemos enfrentar UNIDOS, con el discurso nacionalista y patriótico y la estrategia de la negociación.