Esta semana se celebra, como se ha venido haciendo desde 1945, la 80ª. Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, en la ciudad de Nueva York.
En octubre de ese año se fundó esa organización, después del fin de la Segunda Guerra Mundial, por 51 países, que se comprometieron a mantener la paz y la seguridad internacional, fomentar entre las naciones relaciones de amistad y promover el progreso social, la mejora del nivel de vida y los Derechos Humanos.
Este año, a partir de mañana, se reunirán los representantes de sus 193 estados miembros, además de los dos estados observadores permanentes, que son la Santa Sede y el Estado de Palestina.
El lema de esta cita anual tan esperada es “Juntas y juntos somos mejores: 80 años y más por la paz, el desarrollo y los derechos humanos”. Además de la conmemoración de los 80 años de la organización, se abordarán los conflictos que actualmente afligen al mundo, como son el de Gaza, buscar una solución de dos estados para Palestina e Israel y enfatizar el compromiso de perseguir los objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Los líderes mundiales que allí se darán cita reflexionarán sobre los logros de la organización y los cambios necesarios para el futuro.
Además del tema de Gaza y los ODS, se discutirá también las formas de movilizar capital privado y acelerar la acción hacia la consecución de la Agenda 2030.
Los temas de salud no están exentos de la abarcadora agenda, y se celebrará una reunión de alto nivel para prevenir y controlar enfermedades no transmisibles y promover la salud mental y el bienestar.
El presidente Mulino asistirá a esta cita anual y supongo que, además de la posición de Panamá ante los conflictos mundiales, llevará la voz muy en alto sobre las insistentes amenazas caprichosas del presidente de los Estados Unidos sobre la supuesta amenaza china en el Canal de Panamá y la plena soberanía de la que gozamos en el manejo sobre esa vía acuática.