- martes 22 de octubre de 2024 - 12:00 AM
La ministra de Educación decidió la salida del país del Programa Internacio-nal para la Evaluación de Alumnos, mejor conocido como Prueba PISA, argumentando que, además de costosa, no era útil para el país y no ofrecía soluciones concretas para mejorar la educación panameña y, en su lugar, el país participaría en una evaluación de Unesco que sí permitiría identificar fallas en el sistema educativo.
PISA es una evaluación internacional de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que se aplica desde el 2,000, cada 3 años, y mide el desempeño de estudiantes de 15 años, en tres áreas: matemáticas, lectura y ciencias. Panamá inició su participación en el 2009, ocupando la posición No 62 de 65 países evaluados. Por los pobres resultados, siendo titular del ramo educativo en ese entonces, la actual ministra decidió que el país no participará en 2012. Tampoco lo hizo en 2015 por una deuda no saldada en concepto de tal prueba. En 2018 ocupamos la posición No 71 de 77 países en total. Y en 2022, la No 74 de 81 países.
A diferencia de PISA, en la Prueba del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) de Unesco, que se aplica en Latinoamérica y el Caribe cada 5 años, se evalúan estudiantes de tercero y sexto grado de primaria. Ambas tienen contenido y objetivos distintos.
Al respecto, el exministro de Educación Miguel Ángel Cañizales ha señalado que “el interrumpir la prueba impide realizar análisis multivariados”; y que las pruebas PISA y Unesco no miden lo mismo: “La de Unesco no mide competencia global, que es un nuevo indicador que se introdujo en las últimas aplicaciones de la prueba PISA y esto es importante para ser competitivos a nivel internacional” (’El Siglo’, 16/10/24).
Mientras que la agrupación “Unidos por la Educación” considera que “lo que no se mide no se puede mejorar”, y que esta decisión limita la capacidad de medir las competencias necesarias en el mundo interconectado” (’La Prensa’, 17/10/24).
No queremos pensar que la decisión de salir de la prueba PISA se debió a razones meramente económicas, de ahorrar este dinero, aunque el diputado Bloise señaló que la prueba sólo representaba B/ 200,000; o de no querer afrontar los déficits reales. Hubiera sido un excelente indicador para evaluar la gestión de la ministra al frente de la cartera educativa.