- martes 30 de julio de 2024 - 9:47 AM
La posición de Panamá es la más firme
En Venezuela se repite una historia similar vivida por los panameños en mayo de 1989. Después de hojear y analizar las noticias no me queda duda alguna de que en ese país se cometió un fraude colosal. Dice María Corina Machado que tiene en su poder las actas donde el candidato de la oposición ganó por más del 70 por ciento de los votos. Eso mismo, y con iguales cifras, ocurrió en Panamá en 1989.
En esa época la iglesia era la custodia de esas actas. En el caso nuestro los militares y civiles del PRD cancelaron el proceso electoral tres días después de los comicios. Y lo hicieron luego de casi asesinar a los candidatos ganadores en los sucesos que se dieron en los alrededores del parque de Santa Ana aquel 10 de mayo de 1989.
Me parece que la posición más fuerte en contra de la burla al pueblo venezolano surge de las declaraciones del presidente José Raúl Mulino. El mandatario puso en “suspenso” las relaciones diplomáticas y retira su cuerpo diplomático en Venezuela “hasta que se realice una revisión completa de las actas.”
Le escuché a Mulino hacer referencia a la doctrina Betancourt cuya autoría es de un presidente que gobernó Venezuela a finales del 50 y principios de los 60. Se trata de Rómulo Betancourt. Y para que mis seguidores entiendan el alcance de esta doctrina publico un escrito del desaparecido expresidente de Ecuador Rodrigo Borja quien dijo:
“Los pronunciamientos de política internacional del presidente de Venezuela Rómulo Betancourt, durante el período 1959-1964 de su gestión gubernativa, conformaron una doctrina en el Derecho Internacional público americano sobre el no reconocimiento de los gobiernos de facto. La actitud del estadista venezolano fue motivada por los frecuentes golpes de Estado militares que, bajo el pretexto de defender “los principios de la democracia occidental y cristiana” ante la subversión comunista, se dieron en aquella época en América Latina.
La doctrina Betancourt está contenida en diferentes documentos públicos de Venezuela. En el telegrama dirigido por el presidente venezolano al doctor José A. Mora, Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el 22 de agosto de 1960, con motivo de la condenación que la VI Reunión de Consulta de cancilleres aprobó contra la dictadura de la República Dominicana, le expresó que, “en concepto de Venezuela, debe utilizarse la oportunidad de la próxima Conferencia Interamericana de Quito para articular una declaración o tratado específico en el cual se defina y precise que no pueden formar parte de la comunidad jurídica regional los gobiernos que no hayan sido elegidos por el voto del pueblo y cuyo carácter representativo no sea inobjetable”.
En otro telegrama, dirigido por el presidente Betancourt al presidente Arturo Frondizi de Argentina, el 12 de octubre de 1960, en circunstancias en que un golpe militar amenazaba la estabilidad constitucional del mandatario argentino, le manifestó: “Venezuela ratifica por mi voz su decisión de no mantener relaciones diplomáticas ni comerciales con gobiernos no legitimados por el voto de los pueblos y de propugnar en la Organización de los Estados Americanos que los regímenes de usurpación sean excluidos de la comunidad jurídica regional”.
Fiel a estas ideas, el gobierno de Venezuela rompió relaciones diplomáticas con todos los regímenes dictatoriales surgidos de golpes militares. Lo que la doctrina Betancourt se propuso fue utilizar la institución del reconocimiento de los gobiernos como instrumento para desalentar cuartelazos e insurrecciones militares contra el orden constitucional y para defender el sistema democrático en la región.” Hasta aquí la cita del expresidente de Ecuador Rodrigo Borjas. Bien hizo José Raúl Mulino de utilizar esta doctrina para darle fuerza a la posición de Panamá frente al panorama venezolano.
Espero que ese proceder sea el mismo de los otros gobiernos democráticos del mundo. Dios nos bendiga en este martes soleado en la capital.