• domingo 03 de noviembre de 2024 - 12:00 PM

La Patria rechaza los saludos de sus verdugos

Veo desfilar a varios que se dan golpes de pecho, que nos hablan de patriotismo

Por estos días recuerdo al supuesto asesino de una joven en Alanje. Cuando se descubrió el cadáver se acercó a la escena preocupado, absorto, ensimismado, sorprendido. ¿Quién iba a pensar que él era el responsable de un hecho criminal de esa naturaleza? La misma analogía hago hoy con las festividades de la Patria.

Veo desfilar a varios que se dan golpes de pecho, que nos hablan de patriotismo; que se quejan por la justicia torcida, que gritan que se le violaron sus derechos, pero no me cabe duda de que ellos son los asesinos de la Patria.

Y si tengo que buscar ejemplos para refrescar memorias distraídas hablo de algunos. ¿Dónde están las máquinas pinchadoras por las que todos pagamos más de 13 millones de dólares? ¿Por qué casi nos meten el gol financiero más grande del mundo al intentar la compra de ventiladores a casi 50 mil dólares cuando en el mercado no pasaban de seis mil?

¿Por qué insistir en que los más de 10 millones de dólares recibidos fue una donación de Odrebrecht para la política? ¿Por qué pagamos más de 20 millones de dólares por un cobro de impuestos a la empresa estatal Tocumen S.A.? Se acuerdan de Cobranzas del Istmo; quién era el dueño y a quiénes pagó sendas coimas. ¿Y qué decir de Odrebrecht y muchos casos más?

Es cierto que el dinero se devolvió, en el caso de Cobranzas del Istmo, pero todo hubiese quedado en el silencio absoluto de no ser por el resultado de las elecciones de 2014. ¡Que no vengan con gritos de víctimas, que no sigan con ese tema de violación de derechos, de persecución o de justicia selectiva, lo que se la hecho a la Patria es una afrenta mayúscula que en otros lares se paga con la muerte! Hoy los vemos desfilar, encabezar delegaciones y saludar a la Patria.

Lo hacen con el cinismo mayor, con la hipocresía a flor de piel, pero sepan que, si la justicia del hombre falla, la de Dios no. Cada uno de los atracadores lleva un peso en la conciencia del que no se podrán librar jamás. Y lo que más dolor debe causarle a la Patria es que usan los mismos mecanismos que le dieron forma aquel 3 de noviembre de 1903 para perdonar, exonerar y liberar a los asesinos.

Hoy debería dirigir mis palabras hacia ese norte de optimismo, pero no puedo callar ante mi Patria que agoniza. Y lo más triste es ver a sus asesinos disfrazados de médicos intentando rescatarla, salvarla. Este comportamiento es criminal, gansteril y mafioso. ¡Y usted que me lee, no se quede callado... alce su voz y proteste! Abrazos y perdonen mis palabras en este día patriótico, pero así me siento, así lo escribo y así lo difundo.

Dios nos bendiga y que tengan un feliz día del Señor.

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