¡La OEA ha fracasado! ¡Declaración de Panamá por la Democracia!

En la última Asamblea General de la OEA, celebrada el pasado junio en Asunción, su pacífico transcurso fue alterado por la asonada boliviana, felizmente conjurada, pero que sirvió para interrumpir la cacofónica reiteración de resoluciones y mandatos sin trascendencia real, en que han degenerado las asambleas anuales y como pretexto para la aprobación de alguna resolución que, aparte de censurarla, incluyó nuevas profesiones de fé democrática, que serían puestas a prueba a muy corto plazo.

Apenas transcurrido poco más de un mes, a todos sus estados-parte, se les presentó el reto de demostrar si de verdad están dispuestos a promover y defender la democracia. El fracaso de la OEA como organización que, desde luego no es de todos sus países miembros, volvió a quedar patente con el bochornoso espectáculo de la reunión de su Consejo Permanente del pasado miércoles 28 de julio, de 2024, que bien podría quedar registrada para un simbólico epitafio.

A los 17 estados que, al igual que Panamá trataron de alejarla del precipicio, le quedan dos caminos: a) Seguir participando de esa organización conscientes de que su obsolescencia será cada día más acusada o b) Unir esfuerzos para rescatar los principios y los objetivos proclamados en su Carta fundacional y en la Carta Democrática Interamericana, que debe ser reforzada con medidas que la conviertan en un instrumento efectivo para promover, mantener y restaurar la vigencia de la democracia en todo el continente.

Panamá podría asumir esa iniciativa, que debe culminar en un “Encuentro de los Jefes de Estado” que hayan expresado las mayores preocupaciones por los peligros que confronta la democracia en América y su disposición a defenderla, para acordar conjuntamente las vías más efectivas para hacerlo que, lo que si quedó claro el pasado 28 de julio, es que serían de futuro incierto en el marco agotado y fracasado de la OEA.

La idea es ambiciosa, pero realizable; siempre y cuando que se la prepare adecuada y planificadamente y que, como paso previo, la preceda una reunión preparatoria de los respectivos cancilleres, que deben ser los encargados de preparar el proyecto de la que podría denominarse como “La declaración de Panamá por la Democracia”.