Cuando se abrió el “veranillo democrático” para debatir los Tratados Torrijos Carter en septiembre y octubre de 1977 y el régimen militar de Omar Torrijos, para crear un ambiente de tolerancia democrática, que le diera credibilidad a la aprobación de los tratados en el Plebiscito del 23 de octubre de 1977, le permitió al estudiantado de oposición al régimen en la conversa del 14 de septiembre de aquel año, acceso a la televisión, periódicos, programas radiales (algunos) y movilización en las calles, sin la represión militar a las conocidas de septiembre 20 de 1976 y a la septiembre 7 del mismo año de 1977, ello se logró porque los grupos opositores, algunos entendimos, fuera de la demagogia y a la “oposición radicalizada al régimen”, que solo con el diálogo y el acuerdo, se podría participar en ese gran debate nacional para el futuro de la República y los panameños.
La famosa oposición política al régimen militar, en la práctica no existía, ella dormía, vacacionaba, descansaba, esperando mejores momentos y se expresaba en el movimiento estudiantil opositor universitario que liderizaba la combativa Facultad de Derecho de la Universidad de Panamá y en el Movimiento de Abogados Independientes que dirigía Carlos Iván Zúñiga con otros distinguidos abogados y el Centro de los Derechos Humanos que dirigía el Dr. Osvaldo Velásquez y José Manuel Faúndez.
El diálogo con Omar Torrijos que logramos, por intermedio de Eligio Salas, Rector Universitario, a solicitud de Jorge Flores, Miguel Vanegas y el que escribe esta columna, permitió la movilización del pueblo panameño en toda la geografía nacional. Canal 4, Radio Libertad, el Cañonero de Domplín y el Diario Matutino, todos del régimen o sus aliados, fueron pilares del pensamiento y la acción del movimiento estudiantil universitario, liderizado por el Centro de Estudiantes de Derecho (CED) de la Facultad de Derecho de la Universidad de Panamá.
Ahora, cuando una democracia imperfecta, trata de respirar y llama al diálogo, por qué no acudir al mismo, si ello permitirá exponer demandas, realizar críticas y exigir trabajos y salarios que alivien la crisis nacional que viven los hogares panameños.
Ese es el reto de los políticos maduros, de los gremios serios, de las empresas progresistas y de los ciudadanos responsables.
“La famosa oposición política al régimen militar, en la práctica no existía, ella dormía, vacacionaba, descansaba, esperando mejores momentos.”
