• martes 26 de marzo de 2024 - 12:00 AM

La inteligencia emocional

Cuando se dio a conocer mundialmente el Chat GPT (chatbot basado en Inteligencia Artificial -IA-), desarrollado por la empresa OpenAI, con sede en California, sonaron las alertas por las consecuencias de su uso generalizado, sobre todo en el ámbito educativo.

Ya veníamos lidiando con expresiones de IA como cámaras de vigilancia, asistentes virtuales, monitores de búsqueda y hasta drones, pero el chat GPT es capaz de dar respuestas coherentes a todo tipo de preguntas hasta generar texto creativo y ofrecer soluciones de programación, resolver problemas matemáticos y físicos. En 5 días logró un millón de usuarios.

La IA se fundamenta en algoritmos que procesan grandes y complejos volúmenes de datos y toman una decisión estadística, que le permite desarrollar tareas complejas. Se habla de que representa la cuarta revolución tecnológica o era digital, a diferencia de la primera revolución industrial, desarrollada con base en la máquina de vapor; de la segunda inducida por el descubrimiento de la electricidad; y de la tercera, con base en la aplicación de la electrónica.

Según informe del Foro Económico Mundial sobre el futuro del empleo para el período 2023-2027, el 75% de las empresas buscaría adoptar tecnologías como basadas en la IA para este período. Lo anterior significaría la pérdida del 60% de los empleos en países desarrollados y 26 a 40% en países emergentes, según el Fondo Monetario Internacional (LEP, 19/1/24).

Aunque implica la automatización de procesos y aumenta la eficiencia en la economía, genera grandes preocupaciones en tanto puede reforzar discriminación y desigualdad social y afectación de la privacidad.

Fue altamente revelador que Panamá quedara rezagada en el Índice Latinomericano de IA de la CEPAL (2023), tanto en su uso como en su regulación, en comparación con la región, ocupando el noveno lugar, entre 12 países: “El país carece de talento con habilidades de IA, no proporciona educación superior en esta área, no tiene un plan estratégico nacional que promueva esta tecnología avanzada y carece de leyes y regulaciones que impulsen la IA” (LP, 15/8/23).

Tanto el secretario general de la ONU como la UNESCO han enfatizado en la necesidad de su regulación, para garantizar su uso ético y centrado en el ser humano.

No se trata simplemente de proponer centros o institutos de formación de IA en Panamá, para atraer voto juvenil, hay que crear un plan estratégico nacional y regularla, para que la misma esté al servicio del bienestar de la población y no se utilice como mecanismo de dominación y enriquecimiento privado.

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