La infiltración de las pandillas en los centros escolares representa uno de los problemas más graves de la sociedad moderna, pues pone en peligro el bienestar de los estudiantes y compromete el entorno educativo. Este fenómeno es el resultado de factores sociales y económicos, como la pobreza, la falta de oportunidades y la descomposición familiar, que empujan a muchos jóvenes hacia la delincuencia como una forma de pertenencia, poder y supervivencia.
Las pandillas, al infiltrarse en las escuelas, alteran la dinámica educativa al fomentar la violencia, el acoso escolar y la intimidación, creando un ambiente de inseguridad que impide el desarrollo académico de los estudiantes. Los jóvenes, en busca de protección o aceptación, se ven arrastrados hacia estos grupos criminales, que les ofrecen poder y recursos a cambio de su lealtad. Esta situación deteriora la convivencia dentro de las instituciones, generando una brecha entre los estudiantes y el sistema educativo.
Además, la presencia de pandillas en los centros escolares perpetúa el ciclo de violencia y criminalidad, ya que muchos jóvenes que ingresan a estos grupos se ven involucrados en actividades delictivas fuera de la escuela, como el narcotráfico y otros crímenes. Esto no solo afecta a los individuos involucrados, sino que también daña a la comunidad en su conjunto, creando un círculo vicioso de inseguridad y marginación.
Es imperativo que el Estado y la sociedad trabajen de manera conjunta para erradicar la infiltración de las pandillas en los centros educativos.
Abogado