• jueves 15 de diciembre de 2022 - 12:00 AM

Jamones, luces navideñas y clientelismo

El pueblo tiene que tener una veeduría propia, sin injerencia política ni gubernamental

Quienes promueven el clientelismo aprovechan la escasez de alimentos, medicamentos y hambre de gran parte de la población. Para Navidad se entregan jamones a un costo promedio de 20 dólares, presuntamente a 1,500,000 personas, pero que dicha contabilidad pudiera tener muchas fallas, como fallas tuvo la bolsa solidaria en tiempo de pandemia, fallas que nunca se investigaron a profundidad.

Sabrá el señor ministro cuántos productos pudiera comprar una familia pobre (personas que generalmente no les alcanza para más de dos platos de comida diaria). Obviamente se les está dando el pescado, porque les conviene más mantenerlos con hambre que crear empleos, para que ellos sufraguen sus propios alimentos.

La pobreza no se combate regalando un jamón en Navidad, se combate creando fuentes de empleo, caminos de penetración, orientación hacia una agricultura del hogar, educación firme y saludable.

Si fueron 25 o 28 millones en jamones, otros seis en desfile de Navidad, pregúntese cuantos en gastos de representación de representantes y alcaldes, gastos de representación a quienes no salen de su despacho, combustible, gastos de movilización a diputados, doble salario a funcionarios de elección popular, en fin, cuantos miles de millones tendríamos para hacer suficientes escuelas con comedores escolares, en vez de regalar jamones.

Alguien tiene que investigar. El pueblo tiene que tener una veeduría propia, sin injerencia política ni gubernamental. La organización de la población es inminente. Es obligatorio tener conocimiento de cómo se malgastan los recursos en manos de quienes quedan.

La excusa de que quienes se oponen a la “donación” de los jamones es porque no lo necesitan es la peor de todas. Se requieren más que un jamón en Navidad, se requieren fuentes de empleo, escuelas, buenas calles, muchos mercaditos periféricos de alimentos, provenientes directamente del productor, sin engaños ni politiquerías.

Aprendieron muy rápido y la visión es limitada hasta bolsillos particulares, donde el gran conglomerado sólo recibe migajas, mientras ellos reciben el voto que les da el poder de enriquecerse. Dios te salve, Panamá.

Economista, educador, humanista