Muchos de los problemas o líos en que nos metemos es por nuestra propia imprudencia. Un ejemplo son mis vecinos de la calle, quienes llevan a sus perros al lote baldío al lado de mi edificio donde, lamentablemente vive un piedrero venezolano al que le dicen Acero. El chamo mal vive ahí consumiendo cosas que lo alteran; generalmente habla solo y discute; prudentemente dejé de llevar a mis perritas al cómodo lote de al lado. Mi espíritu de conservación me impide estar cerca de alguien que en cualquier momento podría estallar quien sabe con cuales resultados. Una vecina casi que en pijamas, lleva a sus perros a las 5 de la mañana Lo más preocupante es que un vecino deja a su hija, de unos 11 años, ir sola con la mascota. Hablé con él y no le importó. Ayer, a las 6 de la tarde la niña estaba sola a metros del tipo que discute con el viento.
Según la RAE prudencia es “cautela, buen juicio, moderación y sensatez” y la IA de Google la define como “la ctitud de sensatez, cautela y buen juicio que antecede a una acción o a una decisión, a fin de evaluar correctamente los riesgos y elegir la mejor de las opciones disponibles”.
Se supone que los seres humanos tenemos algo llamado “instinto de conservación” el cual es la tendencia natural de los seres vivos a tomar precauciones que eviten que se nos haga daño o nos causen la muerte pero estoy creyendo que hay algo en el agua que a muchos los vuelve medios tontos y es por eso que andan por la vida como pen- dejos siendo presa fácil de la gente del mal vivir.