- jueves 16 de enero de 2025 - 8:58 AM
Hasta para hacer roscas hay que estar en la rosca
El título de este escrito surge a raíz de los intercambios informativos que se dieron por el tema de Giácomo Tamburelli y Guillermo Ferrufino.
No quedó claro si fueron o no al restaurante o a la cárcel de mujeres a enseñar cómo se hacen las roscas. El presidente José Raúl Mulino dijo que no veía nada pecaminoso que fueran al centro femenino a enseñar cómo se hacen las roscas.
El Mandatario habló de un morbo innecesario que se levantó por este tema. Calificó a Ferrufino de un excelente cocinero. “Era el que se encargaba de preparar los alimentos cuando ambos estuvimos detenidos en le cárcel Renacer y cuando había para cocinar”, expresó Mulino. Además, dijo Mulino, ellos tienen derecho como cualquier otro detenido a conmutar penas a través de estos programas que están definidos por la ley. Agregó: “El último que se enteró fui yo, para que no vengan a decir que lo autoricé.”
Cuando el presidente hizo estas declaraciones, durante su habitual rueda de prensa de los jueves, minutos antes la ministra de Gobierno Dinoska Montalvo hacía lo propio en un canal de televisión. Al parecer hubo contradicciones en ambas posiciones. Según la ministra ellos sí fueron al restaurante Tamburelli y según el presidente, fue en el centro femenino.
Aclaro y subrayo, no es pecaminoso, para mí, el lugar donde hicieron las roscas, el error mayúsculo fue la contradicción.
Frente a este suceso reitero lo que expresé cuando decidimos hacer ruedas de prensa los jueves durante el gobierno del presidente Guillermo Endara Galimany a partir de 1990. La iniciativa buscaba alejar a Endara de las declaraciones improvisadas en escuelas, hospitales, iglesias, etc. No quería que, ante la falta de preparación y las emociones del momento, cayera en errores garrafales frente a los medios de comunicación.
En el caso de Endara se escogió las dos de la tarde y no en la mañana como lo hace el presidente Mulino.
Ese jueves, en los tiempos de Endara, procuramos que los ministros se abstuvieran de hacer declaraciones a los medios con dos propósitos, evitar las contradicciones y que no le robaran el protagonismo al presidente.
Me parece, y es una sugerencia respetuosa, que en la presidencia deben hacer lo mismo para evitar respuestas diferentes. Esto acabaría con suspicacias futuras, tal como las que se dieron con las roscas de Navidad. Abrazos y que Dios nos bendiga.