• jueves 25 de septiembre de 2025 - 2:45 PM

Gajos crujientes

El multilateralismo global cruje.Cada país es un banano: unido a los demás, pero se mueve, madura o se pudre a su antojo.El Consejo de Seguridad de la ONU hace años que no resuelve nada. Vetos cruzados lo han convertido en teatro de gestos vacíos. En esa danza, está nuestro país.¿Para servir a quién o quiénes? ¿Con qué poder de maniobra?La OMC perdió su órgano de apelación. FMI y Banco Mundial, sobrevivientes reliquias del siglo XX.

La COP promete salvar el planeta. Un año suben metas, el siguiente las bajan. La Unesco, Unicef, la OMS: laceradas, sin fondos, atrapadas entre burocracias y voluntades caprichosas. Cada crisis es un recordatorio de lo insuficiente del sistema.

El grupo BRICS —Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, con aspirantes como Arabia Saudita— emparcha huecos. Como el MOP en los buenos tiempos. Uno y otro proponen cooperación y financiamiento. No imponen normas universales, pero son prácticos.EE. UU. oscila entre liderazgo y nacionalismo caprichoso. Europa —Alemania, Francia, Italia, Reino Unido— intenta normar comercio y tecnología mientras discute quién paga la luz.El G20 es el único puente que funciona. Junta G7, BRICS y otras economías clave. Acordar reglas mínimas, sí. Cumplirlas, depende del humor del día.

¿Qué es coyuntural?Guerras costosas, cambios de humor electoral en Washington, crisis energéticas.¿Qué es permanente?El desplazamiento del poder a Asia, la interdependencia global y la desconfianza hacia instituciones que no se reforman.Lo híbrido: organismos clásicos que resisten rodeados de minilateralismos, acuerdos ad hoc y alianzas fantasmas. Es como apuntalar un rascacielos viejo con palillos mientras se levantan torres nuevas alrededor. Y mucho humor político y capricho.

En cuatro años -o sabrás cuántos- veremos un mosaico: Consejo de Seguridad apenas cambia. OMC y FMI sobreviven. Redes paralelas y bloques emergentes ganan protagonismo.Ignorar estos crujidos es peligroso. El vacío lo llenarán quienes no conocen protocolos ni declaraciones diplomáticas.Reformar lo posible o crear algo pragmático —aunque sin el vuelo épico de 1945, monumental, después de la tragedia estelar— es la única manera de evitar que el gajo de bananos se desarme y caiga al suelo.