Hace ya un tiempo sigo un par de cuentas en Instagram que tratan de memorias perdidas; generalmente son fotos o videos de personas que posaban felices para la cámara y que terminaron en una tienda de segunda mano, tan populares en los Estados Unidos de donde son originarias las cuentas que sigo y donde es muy común el desapego familiar, las familias destruidas, gente que desaparece y gente que muere sola porque nunca tuvieron una familia a quien dejar sus recuerdos familiares.
He vivido algo de esto. Mi familia materna inmediata es muy pequeña y ya todos murieron sea por vejez o alguna enfermedad, solo quedamos mi hijo y yo. Heredé fotografías que clasifiqué y distribuí entre la familia extendida ya que no se debe olvidar a los que se nos adelantaron en el camino. Fue un trabajo que me tomó algunos meses; logré entregar fotografías a cada grupo familiar donde también salían ellos departiendo momentos felices con los que ya no están. Los sobres con fotografías fueron entregados a parientes aquí en Panamá, en diferentes partes de los Estados Unidos y hasta para Europa mandé.
Realmente no entiendo como alguien puede enviar a una tienda de segunda las fotos de los abuelos, de los primos con quienes jugaron y de los tíos, por ejemplo. Antes de hacer semejante cosa las destruyo o quemo, me parece un fin más honorable.
Ahora con las fotos digitales y las redes el asunto es más simple, pero aún hay generaciones que guardamos fotografías de nuestros antepasados por lo cual sería bueno dejar instrucciones sobre qué hacer con ellas cuando ya todos los viejitos de la familia mueran, es que dejarlas por ahí para que un desconocido pueda ver tu vida ¡como que no!
