- miércoles 16 de agosto de 2023 - 12:00 AM
Por favor y gracias
Barney (no Barbie) era un programa de la década de los noventa en el que se entretenía y educaba a los niños menores de 4 años. «Por favor» y «gracias» eran las palabras mágicas. A través de bailes y cantos, se educaba sobre la importancia de la amabilidad como recurso social y se ayudaba a adquirir habilidades sociales. En mi época, lo mismo lo hacía Plaza Sésamo, adaptada al español, donde Enrique y Abelardo eran nuestros maestros.
La amabilidad es una virtud, quien la practica alivia la vida de las personas con que se relaciona. Está relacionada con la empatía, el respeto y el amor al otro. La sociedad en general debe aprender de Barney y Plaza Sésamo.
Cuando se ejerce con honestidad, debe buscar el bien del otro. Cuando solo se busca el beneficio propio a través del ejercicio de la amabilidad, se cae en la hipocresía.
Cuando la ejecuta un hombre hacia una mujer, en su trato delicado y cortés puede ser entendida como caballerosidad. Sobre este punto hay muchas opiniones encontradas por el tema del feminismo y la igualdad. Sobre el particular, pienso que es hermoso un joven que tenga detalles con una dama y esta a su vez responda con amabilidad y respeto. Eso no tiene nada que ver con la igualdad o desigualdad de oportunidades, sino con el buen trato hacia el otro, que hace mejor nuestro mundo.
Recuerdo escuchar a una madre decirle a su hijo, luego que un joven de la edad de este le tirara la puerta a la señora en la cara: «Por favor, hijo, tú no hagas eso».
La amabilidad abre puertas y sonrisas.
Abogada, mediadora, coach