“Cuando la dignidad está en juego, el honor no está en venta”. Si algo queda de dignidad a los actuales miembros del CEN del PRD y diputados, el único camino es la renuncia irrevocable de ese colectivo político y no continuar haciendo daño a la población que aún cree en los postulados que nos instituyó Omar Torrijos.
La integridad personal y el respeto propio, ante cualquier situación o circunstancia, incluso tentaciones; el respeto por el honor propio debe prevalecer por encima de los miedos o beneficios a recibir.
Tanto el honor, como la dignidad, no tienen precio, porque son cualidades personalísimas que se tienen o no.
Lo sucedido el martes 1 de julio, en la elección de la Junta Directiva de la Asamblea de Diputados, dejó al libre pensamiento de que muchos políticos, llegan al hemiciclo legislativo, presidencia, alcaldías o representantes de corregimiento, en busca de beneficios personales, familiares o de compadrazgos.
El tiempo para el inicio del primer llamado, a pesar de que estaban los 71 diputados ya no sorprendió a nadie, un aparente matraqueo se cocinaba en la fonda y alguien fue en busca de su desayuno.
Al parecer las matemáticas no le cuadraban a los diputados de RM, ni con el apoyo en automático y directo del PRD, la locomotora no arrancaba. Jesús sea alabado.
Fue por la protesta de los diputados de VAMOS y la acertada opinión de Juristas reconocidos, que bajo presión se dio inicio al evento, pero no por convicción.
El gran perdedor fue el PRD y obviamente la directriz surgida desde la presidencia, pero quien mostró el cobre, para opinión de los copartidarios, fue el PRD, independientemente su verborrea, razón que por dignidad deben renunciar y afiliarse a quien más les convenga. No sería la primera existencia de saltamontes.
Así podrían mantener en la cueva, las planillas que el Contralor tanto cuestionó, pero se quedó en la gatera. Finalmente se ha convertido en una unidad de la Dirección de Recursos Humanos del MEDUCA. Dios te salve, Panamá.