- sábado 17 de diciembre de 2016 - 12:00 AM
¡No hay explicación que valga!
Después de haber retrasado el pago de sus salarios por varios meses, con explicaciones, cada una con menos sentido que las anteriores, el flamante ministerio de educación anunció, como si se tratara de un logro extraordinario, que finalmente había podido cobrar sus emolumentos el último grupo de docentes que esperó por ellos durante todo el año académico.
Esos sacrificados educadores, amenazados por la posibilidad de que se les declarara insubsistentes si dejaban de laborar, tuvieron que hacer frente todo el año a sus gastos de subsistencia y los de sus familias. Para ello debieron recurrir al endeudamiento con prestamistas. Por tanto, al final de las cuentas, cuando recibieron sus salarios con seguridad estos no fueron ni siquiera suficientes para cubrir esas deudas.
En tales circunstancias, y debido a que la culpa es enteramente de las autoridades de educación, justo fuera que aparte del pago recibido con ese inhumano retraso, el gobierno les compensara con un sueldo extraordinario. El dinero para pagarlo puede provenir de diversas fuentes. Bastaría que se aprobara un crédito adicional en la Comisión de Presupuesto de la Asamblea Nacional. Y de que esa vía es posible no hay ninguna duda. Ejemplos hay, y muchos, de la largueza con la que actúan los señores diputados cada vez que se les antoja.
La única consecuencia positiva del vía crucis que esta vez alcanzó proporciones de verdadera tragedia, sería que el ministerio discurra un procedimiento para que el próximo año se haga un acuerdo con la banca oficial, para establecer una línea de crédito contra la cual pueda cobrar, regularmente, todo educador nombrado, desde que toma posesión y comienza a cumplir sus labores.
Para eso tampoco se requiere de mucha imaginación, pero esta se activaría a la velocidad del sonido si a quienes tengan la responsabilidad de procesar las planillas de pago también se les sancionara con la suspensión de sus salarios, desde la cabeza para abajo.
Abogado y político independiente