• miércoles 03 de abril de 2024 - 12:00 AM

Espectros de nuestra propia indolencia

En medio del telón gris que teje el invierno, la lluvia cae, bañando al país en una danza constante entre nubes y asfalto. La vida urbana prosigue su curso, envuelta en la rutina cotidiana, pero entre sus pliegues, surgen grupos de seres humanos que parecen desvanecerse ante nuestros ojos.

Sus rostros, marcados por la dureza de la vida en la calle, nos hablan de historias silenciadas, de luchas invisibles y de realidades marginales que los condenan al olvido. Niños de la calle, ancianos abandonados, mujeres víctimas del más cruel maltrato, indigentes y marginados sociales, conforman una legión de invisibles que deambulan entre nosotros.

Tatuados con las cicatrices del abandono y la indiferencia, estos seres humanos se convierten en fantasmas de una realidad que preferimos ignorar. La marginalidad los ha relegado a una dimensión paralela, donde sus voces apenas susurran entre las sombras, sin hallar eco en una sociedad ensimismada en su propio bienestar.

El desarrollo y la grandeza de una nación se miden, no por la opulencia de unos pocos, sino por la atención y el cuidado que se brinda a los más vulnerables. Esta responsabilidad no recae solo en el gobierno, sino en cada uno de nosotros: en la empresa privada, en los afortunados económicamente, en quienes predican la religión, en la familia y en los amigos.

Es hora de dejar de mirar sin ver, de reconocer la humanidad de aquellos que hemos marginado a la sombra de nuestra propia comodidad. Son víctimas de una sociedad que ha perdido de vista el valor del bien común, sepultándolo en el rincón más oscuro y olvidado de nuestra conciencia colectiva.

Es tiempo de elevar la voz por los invisibles, de tenderles una mano en medio de su soledad y desamparo. Solo así podremos rescatar del abismo a aquellos que la indiferencia ha convertido en meros espectros de nuestra propia indolencia.

Tatuados con las cicatrices del abandono, estos seres humanos se convierten en fantasmas qpreferimos ignorar.
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