• lunes 12 de diciembre de 2022 - 10:50 AM

La epilepsia, los dramas y relatos profundos

Lo primero que tenemos que hacer es dejar de lamentarnos

Cuando me propuse escribir sobre mis triunfos y metas logradas nunca pensé que iba a recibir tantos testimonios de personas que sufren de este Gran Mal. Así lo define la Biblia. Es más, hay un relato donde Jesús con su poder le saca ese demonio a un joven que se contorsionaba como loco. Tengo 67 años y desde los 13 sufro de esta enfermedad. El terminar el libro, que para mí es una fuente de inspiración, fue todo un reto. Son casi 400 páginas donde narro aspectos inéditos sobre mi vida. Lo hice para que sirva como una fuente de iluminación para aquellos que viven en la sombra. Me han escrito desde diversas latitudes. Gente que vive desesperada y no encuentran la forma de evitar las convulsiones. ¿Saben ustedes lo que es vivir pensando que en cualquier momento te caerás sin control alguno de tu cuerpo? ¿Saben lo que es sacar esa fuerza incontrolable para morderte la lengua, echar baba por la boca, virar los ojos? ¿Saben ustedes lo que es perder el control el cuerpo? En ese momento el cerebro no comanda al resto del organismo. La epilepsia es como un mandato de un cerebro agotado por las horas interminables frente a una computadora o pantalla de celular, o por no dormir lo suficiente. El cerebro te pide que le permitas descansar para resetearse, pero si no le das ese espacio él encontrará la forma de hacerlo. Es allí donde explotará la convulsión, el ataque epiléptico. Hay muchos que sufren por caer en el pavimento o golpearse con el quicio de un muro. ¡Y qué decir de aquellos que caen en piscinas, ríos, lagos, playas! De no existir la atención oportuna serán otra cifra de quienes mueren ahogados.

¡Sí señores, me abrí para que la gente comprenda que se puede controlar a la epilepsia! Lo primero que tenemos que hacer es dejar de lamentarnos y aceptar a la enfermedad como parte de uno. En mi caso la veo como mi aliada… mi amiga. Gracias a ella no soy un tomador empedernido, fumador profundo o alguien que se pierde de fiesta en fiesta. Necesito dormir las horas reglamentarias y alejarme de los sinsabores y de las presiones innecesarias. Los que me leen y me conocen se preguntarán… “¿cómo esta persona puede vivir calmada con las presiones que ha tenido? Para comenzar es periodista; se ha enfrentado a los gobiernos dictatoriales; ha ejercido el alto cargo de secretario de prensa de un mandatario y para colmos ha sido corresponsal de guerra.” Apreciados amigos, he aprendido a ejercitar mi mente. Hoy lo grito con orgullo… a través de ella he dominado a mi compañera la epilepsia. Sé que no se ha ido… está allí, pero no le abro las puertas por mi bienestar y seguridad. Mi mayor triunfo fue descubrir cuándo me iba a visitar. En ese instante tengo dos salidas… La primera… ponerme en posición horizontal para no hacerme daño y la segunda… evitar la convulsión a través de la concentración mental. Desde hace años la domino gracias a ese poder que viene de Dios. Usted se preguntará… ¿cuál es el afán de tanta perorata sobre la epilepsia? Seguiré escribiendo. No solo ese libro de mis experiencias sino la gran cantidad de testimonios que recibo.

¿Podemos tener una vida exitosa pese a la epilepsia? ¡Sí, y mil veces sí! Yo soy un ejemplo, como sé que hay muchos. A los padres que tienen hijos con este mal les digo que tienen que estar alertas con eso que se llama manipulación. Así intentaron hacerlo conmigo. Desde ese momento saqué la rebeldía natural en todo adolescente. Fui a ríos, playas, lagos… solo. Sabía a lo que me exponía. Subí y subo árboles. No me eché a llorar. Los médicos me recetaron fenobarbital y epamin con un gramaje alto. Tenía que tomarlas tres veces al día, pero yo mismo fui bajando la dosis. A la epamín la deseché hace años y solo tomo una fenobarbital un día sí, un día no. Dios me permitió controlarla a través de ese proceso de anunciación. No todos conocen su aura. En mi caso es una especie de frialdad que comienza por los pies y va subiendo. Cuando ese fenómeno llega a la nuca allí se produce una explosión donde el cerebro se desconecta. He sido testigo de muchas personas que caen con ataques. Los curiosos se alarman, pero en ese momento no hay porqué preocuparse. Solo hay que colocar al paciente boca arriba, ponerle algo para que descanse la cabeza. Si intenta morderse la lengua poner algo suave para evitar daños mayores. No hay que llamar ambulancias ni nada que se parezca. El episodio crítico no durará más de un minuto. Es el tiempo suficiente que necesita el cerebro para descansar y volver a comandar el cuerpo. Reitero… hay muchos hijos que manipularán a los padres con esto de la epilepsia. Aconsejo a todos los que tienen hijos pequeños… por favor limiten el uso de la tecnología. Si usted usa una pantalla electrónica como empleada doméstica prepárese para que en poco tiempo su hijo sea candidato a ese mundo de los epilépticos. Seguiré con mi canto y poesía sobre la epilepsia. Es una manera de decirle a esos más de 70 millones que la padecen que la vida no comienza, ni termina con la epilepsia. De los tantos testimonios publicaré estos.

Beto Wallace me escribe desde México: “Perfecto René!! Me da gusto tu trayectoria y más aún que a pesar de tu edad sigues viendo la vida por el lado positivo!!!! Eso es lo que nos llena de fortaleza a todos y cada uno de los que formamos parte de este grupo; leer este tipo de biografías!!! Vamos por todo y sigamos como guerreros que somos!!! Dios te bendiga y te mando un fuerte abrazo desde la ciudad de México!!!!”

Pat Ríos dice: “Felicidades!!! Eres todo un guerrero!!! Yo también ya la mitad de mi vida la he pasado con epilepsia. Aprendí de ella y se que ella no va a dominarme!! Si conviviremos, pero ella no dominará mi vida! Y cuando caigo en las crisis o convulsiones fuertes, me levanto, me sacudo la ropa, me seco las lágrimas y sigo...con dolor de cabeza, lengua y parte interna de la boca lastimada, y si hay alguna lastimadura más grave, iré a urgencias por puntos o calmantes... Es como reiniciar el CPU de la computadora y comenzar de cero a reconectar las neuronas nuevamente. Estaré unos días medio perdida y desconectada, pero se que mi voluntad y la ayuda de Dios, me darán la fuerza para recuperarme... "ella no puede conmigo" ese es el mensaje!!! Un gran abrazo a la distancia. Sigue así adelante luchador!!!”

Rossy Ortiz expresa: “Wooow eres un ejemplo de superación, gracias por compartir tus vivencias, y animarnos y saber que si se puede vivir con esta enfermedad que es para guerreros. Saludos desde Santa Catarina,Nuevo León, México.”

Abrazos y disculpen por ser reiterativo con este tema, pero muchos sufren cuando pueden armarse de valor para que la epilepsia trabaje para uno y no al revés. Es como el libro… “Padre pobre, padre rico.” Hay que poner a trabajar el dinero para uno. Con toda esta información que recibo me animaré a escribir un segundo libro para que le dé seguimiento al primero que se intitula… “Confesiones de un epiléptico… caminando con el miedo. Voy a abrir una cuenta de Facebook la cual llamaré “Confesiones epilépticas.” Espero contar con todos los testimonios posibles para que juntos nos ayudemos. Abrazos y que Dios nos bendiga. Quien desee comunicarse conmigo el corre es rehernandez19@gmail.com