- martes 09 de agosto de 2016 - 12:00 AM
"Entre una buena opinión y un pésimo ejemplo"
Sobran los problemas, y también sobran las opiniones. Es el resultado de no poner en su sitio a una ‘especie' criolla de predicador, que se cree poseer respuesta para todos los males, de esta vida y la otra. No propongo un sistema de descalificación de criterios, sino que recomiendo cambiar de canal, o el dial del radio, para evitar verse contagiado de las sandeces del entrevistado, que dice algo, pero en la realidad hace todo lo contrario'.
Las verdades que nos interesaría escuchar, no están dichas aún. Son aquellas dolorosas, pero sinceras. Aquellas que brotan sin mucha palabrería de la boca de quien ha caminado por el lodo, sin mancharse; de alguien que puede caminar cerca de la hoguera, sin miedo a quemarse, pues ‘no tiene cola de paja'. Esa clase de gente, con esas cualidades existe, y es menester que dé la cara, ahora más que nunca que vivimos inmersos entre tanta confusión.
La esperanza es una extraña flor que ‘pega' en las condiciones más adversas. Claro que necesita agua, pero también se puede regar con lágrimas de sufrimiento, o sudor del trabajo tormentoso. No brinda confianza, las palabras del que levanta su voz, sólo si se ve en peligro sus intereses.
Sólo aquel que en su vida ha dado muestras de rectitud ante la injusticia y abusos contra los débiles; que ante la corrupción de ayer y la de hoy, sabe que no habrá tiempo suficiente para cambiar, ni se avergüence por aplaudir el acierto del adversario, ni por repudiar el desliz del aliado.
Nada se construye a largo plazo, con la charlatanería de muchos políticos, ni con la mojigatería de muchos intelectuales. Necesitamos ideas claras para seguir, capaces de resistir cualquier ‘prueba del sabor'. El pueblo necesita que lo guíen a conciliar sueños agradables, para que al despertar se sienta con la fuerza suficiente para llevarlos a cabo.
Prestarle oído a las palabras necias de una figura ‘quemada', pues son tóxicas al cuerpo nacional, y al espíritu de lo panameño. Son dañinas a la democracia, y al más profundo sentido de rectificación, que habita latente en el alma de la comunidad.
* Abogado y docente
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Nada se construye a largo plazo, con la charlatanería de muchos políticos, ni la mojigatería de muchos intelectuales