Ha transcurrido poco tiempo de las elecciones generales del 2024 y a nuestro juicio, han dejado algunas lecciones que debemos aprender. Una de ellas, que las caminatas y cierres de campañas, con tantas personas, no es sinónimo de espontaneidad, que ni todos los que están presentes, van a votar por ese candidato.
Recordaremos, que algunos aspirantes a ocupar un cargo se movilizaban con un grupo bien nutrido de simpatizantes, que, si se hubiesen transformados en votos para ellos, los resultados hubiesen sido otros. Quedó en evidencia, lo que ya muchas personas manifiestan, y, es un secreto a voces; que el grupo de los activistas que acompañan a los candidatos, son los mismos que se movilizaban de un lugar a otro, inclusive, reciben remuneración para ir, en otros casos, son obligados. ¿Para engañar a quién? Será que lo hacen para confundir a sus adversarios políticos y, por otro lado, conseguir más donantes para sus respectivas campañas.
Esta estrategia ha quedado develada y todo parece indicar que nadie más creerá en esas avalanchas de personas. Otro punto para sopesar, ¿los debates entre candidatos, la población los toma en cuenta para emitir su voto?, el resultado de esta elección demuestra que no lo es así, porque si fuese así, tendríamos a otro presidente de la República y no el que ganó por el 34.34%.
La población habló alto y claro en estos comicios, que los partidos políticos deben hacer cambios a lo interno.