El cambio climático plantea desafíos sin precedentes, especialmente para el sector del turismo, cuya vulnerabilidad se ha exacerbado en los últimos años.
Como estudiosa del turismo, he sido testigo de la evolución del sector turístico y de cómo ha tenido que adaptarse a las consecuencias del calentamiento global.
Este fenómeno, lejos de ser una amenaza pasajera, ha llegado para quedarse, obligando al sector a reinventarse mediante el uso de la ciencia y la tecnología.
El turismo sostenible emerge como una necesidad ineludible ante la urgencia de preservar nuestros destinos turísticos para las generaciones futuras. La crisis climática, si bien representa un reto considerable, también ofrece oportunidades únicas para innovar. Por ejemplo, en Groenlandia, el deshielo ha abierto nuevas rutas para los cruceros, transformando la estacionalidad del turismo y fomentando una fuente de ingresos durante todo el año.
Sin embargo, el turismo también contribuye al problema, siendo el transporte aéreo uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero.
Los eventos climáticos extremos, cada vez más frecuentes, amenazan con afectar gravemente al sector. Por ello, es esencial intensificar la acción climática en el turismo, entendida como la reducción de emisiones y el aumento de la resiliencia frente a los impactos climáticos.
Solo así podremos asegurar un futuro donde el turismo no solo sobreviva sino prospere, de manera sostenible y responsable con nuestro planeta.
Como estudiosa del turismo, he sido testigo de la evolución del sector turístico y de cómo ha tenido que adaptarse a las consecuencias del calentamiento global.
